sábado, 8 de octubre de 2011

INTENTANDO ENTENDER A OMAR FREIRE


Pocas personas que han intervenido o han intentado intervenir en la vida pública uruguaya han generado tanta risa como Omar Freire. Con su movimiento, que tiene como bandera la “liberación masculina”, Freire, que hasta quiso ser candidato a presidente de Uruguay, se ha tornado una figura célebre – aunque sea por lo ridículo.

Entre las propuestas de Freire se incluyen la creación de un campo nudista; un plan para los que él denomina de “indigentes sexuales”; y el fomento al turismo sexual y de las drogas.

Para la inmensa mayoría de los uruguayos, Freire no pasa de un loco, desequilibrado y pervertido, y solo le hacen caso para pasar un momento de diversión mientras miran la tele, como cuando fue entrevistado hace algunos días por el programa Cámara Testigo de Canal 12 (http://www.youtube.com/watch?v=RbXe2rR_gug), después de algunos años en el olvido mediático.

La ideología freirista parte del principio de que el hombre, en general, sería oprimido por la mujer. Que esta tiene el poder de decir sí o no a los deseos, principalmente sexuales, masculinos.

Para Freire las mujeres desde que pudieron adquirir derechos que les eran negados antes pasaron a portarse como seres egoístas que desdeñan a los hombres, que siempre deben estar a merced de su veredicto para el acto carnal. Él quiere que a cambio de sus conquistas las mujeres sean más benevolentes con los hombres. Para esto, Freire, incluso, sugería que estas fuesen obligadas a la práctica del coito cuando los hombres lo quisiesen. Ahora Freire plantea que sea el Estado el que permita el acceso al sexo de los hombres, subsidiándoles pagos a prostitutas.

Sin duda que lo planteado por Freire no tiene la menor cabida en cualquier sociedad mínimamente democrática. Y que solo se puede tolerar lo que dice por ser inofensivo en razón del nulo apoyo que tienen sus ideas.

Pero por detrás de sus absurdos razonamientos habría cosas que nos pueden hacer reflexionar. En concreto, en términos sociológicos, la correlación de fuerzas de hombres y mujeres en el sexo.

La supuesta potestad femenina en relación al sexo es vox populi. En general, las mujeres eligen y los hombres son electos.

Un paradigma de esto es lo que ocurre en la mayoría de las discotecas. Mientras los hombres van a por las mujeres, intentando, como reza la jerga popular rioplatense, levantárselas, estas nada tienen que hacer. A los hombres les cabe la obligación de, por medio de un gran palabrerío, convencer a las mujeres para que se queden con ellos.

Es muy extendido lo de que si una mujer quiere sexo lo logra fácilmente. Ya un hombre, incluso si sea estéticamente bien constituido, siempre tendrá una gran incerteza a respecto de esta posibilidad.

Es verdad que ni todas las mujeres tendrán tan abierto el camino hacia el coito. Claro que dependerá mucho del físico de cada una. Pero hasta las que no son bonitas no tienen tan difícil el tema.

Viendo la situación desde este prisma se podría llegar a la conclusión que el sexo es más una necesidad masculina que femenina, que el hombre tiene más disponibilidad al sexo de que la mujer.

En realidad, para las mujeres el sexo es tan importante que para los hombres y parte de ellas no tienen preocupación que la relación sexual no sea conjugada con una relación sentimental. Pero ellas no son tan primarias cuantos los hombres para que acepten hacer sexo.

Aunque tratándose solo de sexo casual, las mujeres exigen un tiempo mayor y un conocimiento mayor de los hombres pretendientes. Son estadísticamente pocas las que harían sexo nomás. Sin el popular chamuyo, grande o pequeño, o la famosa invitación en una salida o en una boliche, es muy difícil entablar cualquier contacto carnal con una mujer. Una prueba de esto es que los hombres que ejercen la prostitución casi no tienen como clientes a mujeres. Solo a otros hombres.

Los hombres, por lo contrario, la gran mayoría, al menos de los solteros, practicaría el coito con cualquier desconocida, sin que hubiese el menor cambio de palabras mínimamente desarrolado. Un programa de la televisión británica hace tres años mostró bien eso. Puso un hombre y una mujer en la calle. Los dos, en momentos distintos, tenían la siguiente tarea, proponer la copulación a las personas de sexo distinto que iban pasando. Mientras el índice de aceptación de los hombres fue altísimo el de las mujeres fue cero.

Para muchos hombres estas contradicciones pueden causar frustraciones, ya que el sexo es visto casi como una actividad básica de la vida. Los que no saben cómo encontrar la dirección para el coito, a veces, tienen como única opción su práctica en cambio de plata, es decir pagando una prostituta, como confiesa que lo hace el propio Omar Freire.

No dejemos de dar carcajadas con el viejo Omar. Pero seamos serios en discutir temas que vienen a colación de su tesis, aunque podamos tirar a la basura la gran mayoría de ella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

nos reiamos de tipos como omar freire pero ahora tenemos a las feminazis a malenas pichot.

Anónimo dijo...

Alguien sabe la fecha de nacimiento de este tipo? Perdónenme lo astroboluda pero es mucho muy importante para el análisis de si tesis saber su signo

Florencia AB dijo...

su****