Quizá este sea el sentimiento más
hablado en el mundo. Por ser lo que supuestamente nutre la relación de una
pareja, el amor tiene un enorme peso en nuestras sociedades. Pero, ¿qué es el
amor?
Particularmente, veo el amor como
una abstracción. Una forma de sobredimensionar los factores que llevan a la
unión (sea formal o informal) de dos personas.
Se suele pensar que el amor es
algo que nace de modo espontáneo, independiente de otras cosas. En realidad, lo
que llaman de amor nada más es que el resultado, básicamente, de dos
condiciones: una atracción física del uno por el otro y una gran amistad entre
ellos (con el pasar del tiempo, después de muchos años de una relación, la atracción
física puede no ser más necesaria o fundamental).
Si elementos tan sencillos son
los responsables por la existencia de una pareja, la palabra amor, por la carga
que conlleva, podría, incluso, ser abdicada. Su existencia en el léxico
sentimental puede generar confusiones y sufrimientos.
Cuando una relación no está bien,
uno suele preguntar, “¿ha acabado el amor?”. Como no tiene claro qué sería el
amor, puede encontrarse en estado de desesperación.
Lo ideal sería que retirásemos la
palabra "amor" de las relaciones de pareja. Dejándola reservada solo para
sentimientos, tal vez, más genuinos, como es el que tiene una madre o un padre
por su hijo, que no exigen la reciprocidad que el de dos personas que forman
una pareja.
Sin el peso semántico de la palabra
“amor”, la vida de las parejas, quizá, sería mucho más tranquila y las rupturas más
comprensibles.
Estar junto en pareja es de las
mejores cosas del mundo, que no puede ser secuestrada por la fantasía del “amor”.