lunes, 31 de marzo de 2014

ERROR DE DEFINICIÓN

"La extrema derecha alcanzó una gran votación en las municipales francesas". Titulares del género están presentes en muchos de los medios de todo el mundo en razón del buen resultado que el Frente Nacional ha logrado en las elecciones muncipales de Francia que se concluyeron este domingo con su segunda vuelta.

Es una idea muy extendida la de que partidos de la naturaleza del Frente Nacional, como, por ejemplo, el Partido Nacional Británico y el Partido por la Libertad (de Holanda), son lo extremo del arco político en lo que se refiere a su péndulo derecho.

Esta evaluación contiene una gran infatilidad. Es falso que estos partidos sean de extrema derecha.

Existe una gran confunción en la clasificación de ellos. Son considerados como de extrema derecha pues son partidos con consignas de intolerancia, con fuertes rasgos xenófobos, racistas y homofóbicos, por ejemplo. Pero esto no tiene que ver necesariamente con la dicotomía derecha e izquierda. Esta se juega, básicamente, en el terreno económico. Con la izquierda defendiendo más igualdad social, en detrimiento de haber menos libertad económica. Y la derecha lo contrario. Aunque, obviamente, esta dicotomía presente muchísimos matices.

En este cuadro, no se puede decir que un partido como el Frente Nacional, que defiende más participación del Estado en la economía - aunque con menos generosidad hacia los más pobres - que la Unión por un Movimiento Popular (UMP), considerado de centro-derecha, sea de extrema derecha.

La denominación correcta para el Frente Nacional sería derecha autoritaria o derecha intolerante. Así como fue el propio fascismo y el nazismo. Aunque en estos dos casos, estos dos términos se quedarían cortos. Eran en realidad una derecha totalitaria. Pero como en los gobiernos nazista en Alemania y fascista en Italia el Estado jugaba un destacado rol en la economía, no se puede considerarlos como gobiernos de extrema derecha.

En realidad, hay relativamente pocos partidos en el mundo que pueden ser considerados de extrema derecha. Estos serían aquellos que propusiesen un Estado mínimo, con poquísima o ninguna regulación, y sin políticas de transferencia de renta. La verdad, los valores de la extrema derecha están representados (y de modo muy fuerte) en los mercados financieros y en las grandes corporaciones, que muchas veces presionan a los gobiernos con sus chantajes tácitos para que opten por políticas neoliberales y antisociales.