domingo, 12 de marzo de 2023

MILEI, ¿LA VERDADERA EXTREMA DERECHA?

 

El término extrema derecha es usado a diestra y a siniestra en gran parte del mundo.

Cualquier político o partido con un discurso que rompe con determinados consensos de los que yo tildaría como “ilustrados” – es decir, un largo y transversal abanico de intelectuales, políticos y periodistas que defienden a capa y espada lo políticamente correcto (en lo bueno y lo malo que ese representa) en ámbitos variopintos de la sociedad.

Más concretamente, se denomina como de extrema derecha quien propone una política de seguridad pública más autoritaria y/o quien quiere una política inmigratoria más rigorosa, tanto para la entrada como para los derechos de los inmigrantes y/o quien plantea una política más proteccionista en lo comercial y/o quien tiene una retórica que es considerada homofóbica, machista y racista.

La lógica que marca lo qué es extrema izquierda, izquierda, centro izquierda, centro derecha y derecha no es la misma para marcar lo qué es extrema derecha. La referencia para todas aquellas categorizaciones es la economía. Nivel de estatismo, de distribución de renta y de progresividad tributaria es lo que define, por ejemplo, a grandes rasgos, quien es más o menos de izquierda. No hay gran discusión que lo que está en el extremo de la izquierda son los defensores del socialismo real, quienes quieren una sociedad casi toda regida por el estado. Por lo tanto, es un gran error no usar la misma vara para definir lo qué es extrema derecha, es decir, quien quiere una sociedad sin la presencia del estado o con una mínima presencia de ese.

De acuerdo con el razonamiento que considero el correcto, extrema derecha son los anarcocapitalistas y los minarquistas. Los primeros defienden el capitalismo total y que los estados sean abolidos. Los segundos defienden que el estado solo esté presente en la justicia y en la seguridad, pues consideran que no sería funcional que fuesen sean privadas.

Y la verdad es que son muy pocos o tienen poca representatividad los grupos políticos que tienen este tipo de ideología en el mundo.

De los pocos que podrían, al menos en un plano teórico, ser considerados como de extema derecha que marcan la agenda mediática de su país y que miden bien en la encuestas está Javier Milei, que, incluso, según esas, podría tener votos suficientes para llegar a la segunda vuelta en las presidenciales de octubre de este año.

El polémico economista se define como filosóficamente anarcocapitalista pero minarquista en la vida real. Aunque él no tenga un plan concreto para llegar al estado mínimo de verdad. Y este es el quid de la cuestión de si puede o no ser tildado como de extrema derecha.

Incluso una disminución drástica del aparato estatal, sin que ese llegara a ser mínimo, tardaría varios años, por medio de reformas que él denomina de generacionales. En esas Milei propone una gran reforma del sistema financiero, con la abolición del Banco Central y del peso, una gran reducción de los impuestos, una gran apertura comercial con un sinfín de tratados de libre comercio, la privatización de la seguridad social, la implantación de vouchers en la educación, el fin de las obras sociales y que la salud pública solo atendiese a los pobres o miserables.

Lo curioso es que nunca ningún periodista le preguntó si después de esas reformas, si él fuese presidente, sería coherente con su ideología minarquista yendo más allá, teniendo como reto final lo que sería, de hecho, el estado mínimo. Pienso que casi ninguno sabe de qué habla Milei cuando él se autoproclama minarquista.

El Peluca incluso ha llegado a sugerir en algunas notas que considera el impuesto como un robo, justamente el principal latiguillo de los anarcocapitalistas.

No creo que Milei tenga muchas posibilidades de ser presidente de Argentina. En las elecciones de octubre lo veo casi imposible y en futuras pienso que solo tendría posibilidades si los próximos presidentes hicieran muy mal su labor.

Pero desde un prisma meramente hipotético me intriga si Milei, una vez presidente, sería un minarquista de pacotilla, siendo, en realidad, solamente un liberal clásico, puesto que sus reformas generacionales van más en este sentido, o no frenaría el carro del liberalismo económico hasta que el estado solo estuviera presencial en la justicia y en la seguridad. Si es lo segundo, Milei podrá ser calificado como la auténtica extrema derecha.