miércoles, 10 de abril de 2013

MATRIMONIO IGUALITARIO


Uruguay se ha tornado en el décimo segundo país en el mundo y el segundo en América Latina que altera su código civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. El país se pone así al frente de muchas naciones de gran desarrollo, en el pasado llamadas de primer mundo, como EEUU, Italia, Alemania, Austria, Suiza y Australia, que todavía no han llegado a un consenso político sobre la importancia de dar a los homosexuales el derecho a casarse.

El matrimonio igualitario es un gran paso adelante de Uruguay hacia lo civilizacional, pues legitima la naturaleza de los que sienten atracción por personas del mismo sexo, dándoles los mismo derechos que tienen la mayoría de la población, los heterosexuales. Además, el matrimonio igualitario genera un efecto muy fuerte hacia la normalización de la homosexualidad en la sociedad. Los prejuicios hacia el colectivo de homosexuales seguirán existiendo, pero a partir del momento en que el Estado acaba con las desigualdades ante las leyes, las discriminaciones tienden a sufrir un descenso mucho más fuerte que si el Estado continuase manteniendo una posición también discriminatoria.

Particularmente, creo que el matrimonio es una figura jurídica trasnochada. Pero discutir el lugar del casamiento en la sociedad en términos genéricos tiene poco sentido en el marco de la discusión a respecto del matrimonio igualitario. Seguramente, muchos homosexuales que no tienen intención de casarse están tan contentos con la ley como los que sí la tienen. Aquí más importante que el matrimonio es la igualdad que la ley propicia y, fundamentalmente, simboliza.