sábado, 12 de febrero de 2011

LA VICTORIA DEL PUEBLO UNIDO



Los egipcios han tardado 18 días para finalmente forzar la dimisión del dictador Hosni Mubarak. Dos semanas y media no es casi nada en relación a los 30 años que Mubarak llevaba en el poder. Pero mucho en comparación a la agonía y a la angustia de un pueblo ávido de vivir en libertad, que decía que sería “ahora o nunca”.

No bastó con que Mubarak prometiese que solo permanecería en el sillón presidencial hasta completar su mandato no postulándose para las elecciones de octubre. El cansancio y el enfado del pueblo no permitirían más tiempo de espera. La única solución para la colectividad era la salida de Mubarak, que intentaba usar todas las cartas posibles para no ceder el poder.

Finalmente el 11 de febrero llegó el día tan anhelado por la gran mayoría de los egipcios. Mubarak se dio cuenta que no tenía por donde estirar más. Quizá, por presión del propio Ejército, que ahora toma la riendas del país para que el poder no se quede esparcido por las calles.

Con independencia de que haya venido del Ejército el ultimátum para que Mubarak dimitiese, el gran protagonista de su derrocamiento, sin duda, ha sido el pueblo.

Siguiendo el ejemplo del pueblo de Túnez - que se quitó el miedo de encima para protestar contra el gobierno dictatorial del presidente tunecino Ben Ali, llevándolo a renunciar el 14 de enero - los egipcios han visto con la revolución del país vecino que nada ni nadie puede ser más fuerte que la unión de las masas. Y que más temprano o más tarde el objetivo de acabar con un dictadura, por más robusta que ésta parezca, será atingido, porque pocas cosas son tan ciertas en el mundo cuanto el latiguillo “el pueblo unido jamás será vencido”. Más que nada por una simple cuestión aritmética.

No es posible vislumbrar el futuro de Egipto. Pero, una cosa es cierta: los egipcios muy difícilmente van a admitir cualquier sistema que no sea uno jalonado por la pluralidad partidaria. Se puede dar por descontado que no aceptarán cualquier dictadura, sea militar, sea islámica. No se han arriesgado y no se avalentonado en balde.

De momento, la realización inmediata de elecciones para elegir el futuro presidente no es lo más adecuado. Un país que está muy poco acostumbrado con escrutinios limpios y con un mínimo de transparencia, quizá, no esté listo para un sufragio, que será tan importante, no solo para el país, pero también para el Magreb y para Oriente Próximo por el papel que jugaba Egipto en el conflicto entre Israel y Palestina.

El Ejército tendrá una enorme responsabilidad en llevar a cabo la transición hacia la soñada democracia. Que los ciudadanos del país de los faraones mantengan su firmeza y cobren de los militares responsabilidad y rigor en la labor que se harán cargo.

¡Enhorabuena pueblo egipcio! Que vuestro ejemplo contagie otros pueblos carentes de democracia.

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿ESTADOUNIDENSE, AMERICANO O NORTEAMERICANO?

¿Cuál es el gentilicio correcto para los nacionales de EEUU? La respuesta de la mayor parte de las personas preocupadas con que el léxico sea lo más cercano posible a la realidad sería que quien nace en EEUU debe ser llamado de estadounidense, no cabiendo otra posibilidad, como americano o norteamericano.

La explicación sería que no solo los de EEUU son americanos. Lo son todos los que pertenecen a las tres Américas. Y norteamericanos son los de América del Norte. Emplear estos términos sería “arrodillarse” a lo que muchos llaman de imperialismo estadunidense.

No es, en absoluto, incorrecto, pese a lo rebuscado de la palabra, decir estadunidense para designar a los sobrinos de Tío Sam. Entretanto no estaría mal usar americano y norteamericano también, al contrario de los que predicen lo opuesto.

El nombre de la mayor potencia económica y militar del mundo es Estados Unidos de América, o, para quien desea ser más prolijo, Estados Unidos de Norte América. Si la palabra América y Norte América están presentes en el nombre de la ex colonia británica, entonces sí podemos decir americano o norteamericano para los de arriba del Río Grande.

Es verdad que para que no haya confusión, quizá, lo mejor fuese decir estadounidense Pero, lo importante es que los otros gentilicios sean, igual, considerados.

Nadie que llama a un estadunidense de americano o norteamericano, por lo tanto, está haciendo la pelota para ellos. Aunque los antiamericanos primarios digan lo contrario.

domingo, 6 de febrero de 2011

LEYENDAS URBANAS SOBRE EL INGLÉS Y LAS LENGUAS LATINAS

Qué es más difícil, ¿aprender inglés o una lengua latina? Para quien tiene otra lengua latina como nativa, por supuesto que el inglés lo sería más, pues gran parte de las lenguas latinas presentan una sintaxis semejante y un gran conjunto de correlatos léxicos entre ellas - aunque abunden necios que, por ejemplo, digan que para un lusófono el castellano es más difícil que el inglés o que para un castellanoparlante el inglés sea menos complicado que el portugués.

¿Pero y para personas hablantes de idiomas con diferencias equidistantes en relación al inglés y a las lenguas latinas? Un chino, un ruso o un japonés, por ejemplo, ¿aprendería más fácilmente el inglés o una lengua latina? La respuesta de casi todos sería que el inglés es más fácil o menos difícil. El argumento es que la lengua de Shakespeare es más simple, concretamente porque los verbos apenas se conjugan. Mientras las lenguas latinas tienen varios tiempos verbales. Asimismo, en lo global la gramática de las lenguas nativas sería más compleja.

De hecho, en términos netamente gramaticales, el inglés es más fácil. Entretanto, la gramática es solo una parte en el aprendizaje de un idioma. Lo más significativo, y lo que más importa para que una lengua entre en la cabeza de una persona es la fonética.

Estudios lingüísticos demuestran que el inglés, después del mandarín, es la lengua más difícil de ser entendida, por la particularidad en como los anglófonos pronuncian las palabras. En general los vocablos son pronunciados para dentro, y tienen un intervalo muy pequeño entre uno y otro. Además no hay una regla para el sonido que debe tener las vocales.

Estos factores pueden hacer desesperador el aprendizaje del inglés. Pues, por más que uno tenga conocimiento de éste, la comunicación puede ser trabada por la incomprensión del habla del interlocutor. También el aprendizaje por medio de la escucha se torna más limitador, justamente por lo complicado que se da la percepción de una intervención en inglés.

Por su vez, de las siete lenguas latinas (portugués, castellano, catalán, gallego, francés, italiano y rumano) cuatro prácticamente se hablan o se pueden hablar como se escribe o como se designa el sonido individual de las letras: el portugués, el castellano, el gallego y el italiano. Mientras las otras si presentan más variedades fonéticas de acuerdo con la ubicación de las letras en las palabras, son regulares a respecto de la pronunciación. Y en todas, con excepción del francés, los hablantes interponen un mínimo intervalo entre los vocablos en lo general. Principalmente por este factor la lengua de Balzac es de las latinas el idioma más difícil.

De todas las lenguas latinas, las que tienen más parecido el habla y la escritura son el castellano, el gallego y el italiano. Además, son lenguas fuertes, en que la entonación correcta obliga a una pronunciación más llena y precisa, aunque ésta pueda variar de acuerdo con cada hablante y su región o país. El portugués es más flexible a respecto de la fonética. Aunque permita un habla tal cual la escritura, la mayoría de los lusófonos habla de modo distinto a la escritura, principalmente en algunos dígrafos.

Una prueba de la facilidad de lenguas como el castellano es la facilidad de personas hablantes de lenguas no latinas que van a estudiar la lengua de Cervantes en los varios países que la tienen como idioma local. Llegan sin saber nada o casi nada y en pocos meses son capaces entablar una conversación, fundamentalmente en lo que se refiere a lo pasivo, es decir la comprensión. Potenciando lo activo, el habla.

Sin lugar a dudas, un latino lo tiene mucho más difícil el aprendizaje del inglés que un anglófono que quiere aprender una lengua latina, aunque la leyenda urbana propague lo contrario. Una lástima y una desesperación para los latinos, que, como yo, tienen el inglés como una losa en su vida.