viernes, 27 de octubre de 2017

21-D, LO MEJOR DEL 27-O

El 155 podría haber sido evitado. Una lectura minimalista de los acontecimientos en Cataluña, más concretamente del pleno del Parlament del 10 de octubre, habría sido lo más prudente. Pero no fue este el entendimiento del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Y ni la última carta del Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en que admitía que la independencia de Cataluña no había sido proclamada formalmente en aquel día, lo removió de la decisión.

Como tampoco posteriormente Puigdemont quiso explorar la última vía para evitar el 155, la convocación de elecciones en Cataluña, aunque el jueves estuvo a punto de hacerlo, este acabaría siendo inevitable dentro de los mínimos que exigía Rajoy. Tornándose ineludible a luz de cualquier lectura (al menos dentro de las racionales) cuando el Parlament declaró la independencia unilateralmente.

Votado en el Senado el 155, la gran sorpresa de este viernes histórico fue la convocación de elecciones para una fecha bien cercana, el 21 de diciembre. Anunciada por Rajoy en su rápida comparecencia ante los medios. En menos de dos meses Cataluña podrá elegir a sus nuevos representantes. Para quien esperaba una larga "estadía" del gobierno español en la Generalitat, fue la mejor noticia del día. Así, básicamente, en términos prácticos, el gobierno de la Generalitat solo será destituido con el fin de que haya un nuevo escrutinio. Me parecía poco justificable la idea de la Generalitat ser intervenida durante hasta seis meses. Todo lo corriente en el ámbito de la administración pública podrá, al menos en teoría, ser llevado a cabo tal cual se tratase de un gobierno en funciones, hasta que tenga lugar las elecciones.

Claro, lo de "en teoría" puede tener muchas complicaciones en la práctica. Nadie sabe si habrá alguna resistencia de los independentistas e, incluso, de los miembros del ejecutivo catalán. Imaginense que Puigdemont no admita ser destituido, se plante en la Palau de la Generalitat y que una parte de la multitud que estuvo este viernes en el Plaça Sant Jaume para celebrar la declaración de independencia haga una enorme barrera humana impidiendo la entrada de las fuerzas de seguridad para llevárselo. Podría ser una de las escenas más dramáticas de la democracia española.

Un riesgo de movilización popular es incluso mayor con las personas creyendo que pueden estar haciendo historia. En este caso, cuanto más corajudos físicamente sean los independentistas convictos, más traumático podrá ser el 155. Ojalá el miedo, a veces funcional para la sociedad, esté un poco presente entre ellos.

lunes, 23 de octubre de 2017

EL ELECTORADO CATALÁN

Puede que no sea una regla. Pero supongo, como mínimo, que sea una tendencia. Cuanto más estabilidad en el voto, más politizada es una sociedad. Esto puede decirse a respecto de Cataluña. Si nos fijemos en el histórico de las votaciones tanto para el Parlament como para las legislativas, veremos que no hay cambios abruptos entre los escrutinios. Y cuando estos ocurren, en general, hay algo de fuerte peso por atrás. Como una crisis económica.

Después de mucho tiempo, por fin, una encuestadora, GESOP para El Periódico de Catalunya, realizó un sondeo para proyectar los votos de cara a una nueva elección en Cataluña. Y los resultados van justamente en línea con esta tradicional manutención del voto. Teniendo en comparación los guarismos de las elecciones autonómicas de 2015.

Aunque ERC y PDECat vayan separados en la encuesta, diferentemente de entonces, cuando formaron una lista única, el Junts Pel Sí, los dos partidos independentistas tendrían una suma de votos y diputados parecida con 2015 - 40,1% y entre 61 y 63 diputados (entre 44 y 45 para ERC y entre 18 y 19 para el PDECat) contra 39,4% y 62 diputados de hace dos años. Con los votos de los anticapitalistas de la CUP - 7,8% y entre 9 y 10 diputados contra 8,2% y 10 diputados de 2015 - podrían de nuevo elegir al presidente de la Generalitat. Pero el total de votos a partidos separatistas de nuevo tendría menos que el 50% de los votos válidos. Aunque tampoco los partidos no independentistas rebasarían esta marca (aparte de la gran heterogeneidad entre ellos, principalmente en lo que se refiere al tratamiento que creen que debe ser dado al reto independentista) teniendo también cada uno una votación muy similar a la de 2015.
 
Esta encuesta vino a continuación de otra de la misma empresa, en que, entre otras cosas, mostraba que la mayoría de los catalanes no cree que el referéndum o simulacro de referéndum del 1-O legitime la declaración unilateral de independencia (55,6%). Aunque los que piensen que sí no sean pocos (40,1%). Y, quizá, lo más importante. Pese a que la mayor parte de los catalanes no estarían satisfechos con el actual encaje de Cataluña en España, la mayor parte prefiere más autonomía que la independencia. La encuesta sostiene que a 46,1% les gustaría que el "procés" terminase con un acuerdo con España para dotar a Cataluña de más autogobierno y que a 36,1% les gustaría que finalizase con la independencia.

Los catalanes tienen o tenían fama de pactistas - no es un dato menor que el referéndum sobre la Constitución en 1978 tuvo mayor porcentaje de votos en Cataluña que en el resto del Estado. En el fondo, aunque, en general, pueda existir poca identificación con España, principalmente en el ámbito cultural, según los números que nos arrojan las encuestas, al menos la mayoría de los catalanes aún puede llevar aquella etiqueta.

La total desconexión con España, que muchos afirman estar existiendo de parte de los catalanes no se habría producido, al menos de modo mayoritario, hasta ahora. Si preguntados sobre un sí o no taxativo a la independencia, puede que el sí fuese mayoritario. Pero una oferta atractiva de España, como un concierto económico a lo vasco, todavía puede ser bien vista en Cataluña. Si el independentismo creció tanto en los últimos años mucho se debe a los recortes que sufrió el Estatut en 2010 de parte del Tribunal Constitucional.

El gran test será lo que pasará cuando el artículo 155 sea puesto en marcha - salvo que sea frenado con una vuelta de tuerca del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, aceptando el pedido del gobierno español y convocando elecciones. Que los catalanes vean sus instituciones autonómicas siendo intervenidas puede generar un gran enojo. Lo que podría beneficiar a los partidos secesionistas.

Los capítulos más intrigantes de este suspense que se ha tornado la cuestión catalana vendrán a partir del despliegue del 155.

Antes aún podrá haber la declaración de independencia de forma rotonda este jueves, día en que está convocado un pleno del Parlament para, según Puigdemont, que sea dada una respuesta al 155.

La declaración de independencia sería un error para la estrategia de los separatistas a respecto del relato, puesto que esta ruptura, aunque fuese solo retórica y sin posibilidad de concretarse efectivamente, podría ser la justificativa plena en diferido para la aplicación del 155, ya que la que ha dado el gobierno español para llevarlo a cabo no es suficiente - considerándose que no se puede decir que la independencia fue declarada en el confuso pleno del Parlament del 10 de octubre.

No se sabe ni siquiera si los partidos separatistas van a boicotear unas elecciones convocadas por el gobierno de España (el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, dijo que sí). Pero si participen, lo mejor que deben hacer para mantener o ensanchar su electorado es dejar la sensación de que fue el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, quien cruzó la línea roja y no ellos. Siendo así, la declaración de independencia sería muy funcional para el gobierno español.

lunes, 16 de octubre de 2017

155, QUIZÁ LA POSTERGACIÓN DE UN PROBLEMA


La suspensión de la autonomía de Cataluña o partes de ella con la inminente puesta en marcha del artículo 155 de la constitución puede tener como colofón la convocación de nuevas elecciones autonómicas. Aunque, de momento, sea incierto el alcance que le querrá dar el gobierno español y aunque ese enfatice, como lo ha hecho hoy en su comparecencia ante los medios la vicepresidente del gobierno, Soraya  Sáenz de Santamaría, que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tiene tiempo para evitarlo. Bastando con que rectifique hasta el jueves su no respuesta concreta de si declaró o no la independencia el 10 de octubre (pero es muy difícil que eso ocurra).

La tirantez en que está sumida Cataluña puede agrandarse con el 155. Principalmente si el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, lo aplique de modo maximalista, destituyendo al gobierno de la Generalitat y disolviendo al Parlament. Pese a las dudas legales de que con el 155 se puede ir tan lejos.

Muchos catalanes podrán sentirse ultrajados, aumentado la adhesión al independentismo y, por ende, dándole una mayoría no solo de escaños en eventuales elecciones - como tienen hoy los partidos separatistas - como de votos, que no la tuvieron en las elecciones para el Parlament de hace un poco más de dos años. Y cuanto más grande sea esta mayoría, más problemas políticos tendría el gobierno de España.

El 155 puede servir para echar el balón hacia adelante - reprimiendo los intentos de rebeldía contra la constitución, sean retóricos o prácticos, de parte de los independentistas - pero no solamente no podría resolver la cuestión catalana, como podría tornarla más peliaguda a medio plazo.

Lo que puede hacer con que el que no independentismo gane cuerpo es el miedo de un gran deterioro de la economía catalana con los retos secesionistas. La fuga de las mayores empresas de Cataluña, aunque sea solo en el ámbito de sus sedes sociales, puede tener un gran impacto. Esta sería la esperanza para quienes intentan restar fuerzas al separatismo. Puede que sea la única. Pero puede ser una variable muy potente, puesto que el bienestar económico, en teoría, es lo más importante para la mayoría de las personas. Este temor contribuyó para que el movimiento independentista en Quebec sea en la actualidad bastante menor de lo que fue en el pasado, ya que varias empresas se trasladaron para otras partes de Canadá.

Pero el conflicto catalán presenta una gran diferencia a respecto de lo que hubo en Quebec. Canadá permitió el derecho a decidir a los quebequenses. Y por dos veces en un plazo de solo 15 años. Con un plebiscito en 1980 y otro en 1995.

Ser reacio a cualquier posibilidad de plebiscito legal sobre la independencia, como es la posición del PP, de CC´s y de la mayoría del PSOE, es contraproducente. Es una intransigencia que los aleja de la empatía de muchos catalanes.

Si eso y la aplicación del 155 tendrán más peso negativo que el pavor a un empeoramiento de la economía catalana si los partidos independentistas sean más fuertes y sigan apostando por mantener el órdago secesionista, solo unas futuras elecciones dirán.

domingo, 15 de octubre de 2017

LAS OPCIONES DE PUIGDEMONT

Mañana será más un día trascendental para Cataluña. La respuesta que le dará el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, a respecto de si Cataluña proclamó o no la independencia es fundamental para la aplicación o no del artículo 155 de la constitución española. El que posibilita la suspensión de la autonomía de alguna comunidad autónoma.

Lo más probable es que Puigdemont no satisfaga a Rajoy en la contestación y que este empiece a tramitar en el parlamento español el 155 si aquel no la rectifique hasta el jueves.

Decir que en su discurso en el Parlament el pasado martes no hubo la declaración de independencia sería, dentro de la lógica del relato por la secesión, como humillarse ante Madrid y perder la confianza de muchos independentistas catalanes. Ni hablar de los más acérrimos defensores de la separación de Cataluña, los miembros de la CUP. Si esos ya se irritaron cuando supieron que no iría a haber una declaración de independencia clara el pasado martes, más aún estarían si Puigdemont diga un "no" a Rajoy.

De este modo, la gran duda es si Puigdemont retará manifiestamente a Rajoy, con un contundente "sí" o si seguirá la senda de la ambigüedad. Si ambas tendrían como consecuencia el 155, generarían otras consecuencias diferentes de acuerdo a cuál de las dos sea la elegida.

Las dos tienen ventajas y desventajas para el movimiento independentista. La ventaja de la primera es que servirá para unir al movimiento (excepto la parte del Pdecat que aboga por la cautela pero que en lo global es la minoritaria). La propia CUP ya le ha dicho a Puigdemont, expresamente, que solo acepta eso de su parte. Y ERC, aunque en la retórica siempre esté abriendo la puerta al diálogo, hace cuestión de que, como predica el latiguillo de los independentistas, "se cumpla el mandato dado por los catalanes el 1-O" (A despecho de que en los hechos es difícil saber bien qué eso significa, puesto que Cataluña, con la oposición de Madrid, no tiene condiciones prácticas de ser independiente).

Muchos incluso deben de estar pensando que si es para que se le despoje a Cataluña temporalmente el autogobierno o parte de él (de acuerdo a como el 155 venga a ser aplicado) no hay nada que perder y hay que plantarle cara al gobierno español al máximo posible.

La desventaja es que Puigdemont pasará una imagen de intransigencia. La contraria a la que quiso demostrar al pedir al Parlament que suspendiese la independencia segundos después de haberla "declarado".

La ventaja y desventaja de la segunda es lo opuesto a la primera. Es decir, defraudar a los más independentistas, pero, por otro lado, con la ventaja de poder seguir diciendo que es el gobierno español el que es intolerante. Con eso, algunos de los llamados equidistantes, como Unidos Podemos y sus confluencias, y los de los nacionalismos periféricos del resto del Estado, con el PNV a la cabeza, podrían ser solidarios a los independentistas.

Lo más probable es que Puigdemont opte por la segunda. Lo difícil de pronosticar cómo moverán ficha los independentistas en el contexto de la supuesta intervención del Estado español en Cataluña con el 155. Más aún no sabiéndose cuál será el alcance que Rajoy querrá dar al 155. En principio, podría serles benéfico a los independentistas, pues podrían posar como víctimas.

La hoja de ruta del independentismo es novedosa - bregar por un Estado independiente, aun a sabiendas de la inadmisibilidad del Estado del cual ellos se quieren separar, solamente por la vía pacífica. Pero mientras sigan teniendo el apoyo de una gran parte de los catalanes (quizá mayoritaria) es precipitado hacer conjeturas a largo plazo. Diferentemente de si empiece a haber muchas bajas de gente que los apoya.

La marcha de las sedes sociales de varias empresas catalanas a otras partes de España y todo lo que eso puede repercutir negativamente para la economía catalana puede ser un duro golpe para el proyecto secesionista. Como diría Juan Domingo Perón, "la víscera más sensible del hombre es el bolsillo".

Cómo seguirá el ánimo del pueblo independentista si el PIB catalán sea afectado determinará si al menos políticamente el movimiento independentista seguirá siendo fuerte o no. Más allá de lo que haga el Estado español.   

sábado, 14 de octubre de 2017

¿MESSI O MARADONA?

El último martes Messi hizo los tres goles de la victoria por 3 a 1 que clasificaron la selección argentina para el Mundial de 2018 en la última fecha de las eliminatorias sudamericanas contra Ecuador, salvándola del bochorno que supondría no estar presente en la competición reyna del fútbol.

Posiblemente, por el altísimo riesgo de no clasificación, haya sido el partido más importante del rosarino con la remera albiceleste, que muchas veces recibe críticas por desempeños que no estarían a la altura de las expectativas que genera cuando actúa por el cuadro argentino, teniendo en cuenta lo que suele hacer cuando juega por el Barcelona.

Puede que eso sea verdad y que en lo general el Messi argentino esté abajo del Messi barcelonista. Pero es injusto decir que Messi no haya tenido papel brillante con la camiseta de su país. No siendo un delantero, es el jugador que más ha hecho goles por Argentina (61). Aunque eso deba ser matizado por el hecho de que se juegue más hoy que en el antaño. De hecho, hay otros jugadores con un promedio mejor.

Después de haber ganado todo con el Barça, esencialmente, lo que falta para Messi es ganar un título con Argentina. De preferencia, claro, que sea un Mundial. Ya estuvo muy cerca, habiendo conducido Argentina a tres subcampeonatos de Copa América y uno del Mundo. Siendo que en dos de ellos Argentina perdió en los penales (en las Copas Américas de 2015 y 2016 contra Chile) y en uno fue derrotada por un gol en el final del partido (en el Mundial de 2014 contra Alemania) cuando había sido mejor, no habiendo sido señalado un penal a su favor.

En la comparación al mayor ídolo del fútbol argentino, Diego Maradona, no haber levantado una copa con la selección absoluta de Argentina es el gran problema de Messi para mucha gente.

Pese a tener más regularidad con Argentina que la que tuvo Maradona - el promedio de goles de cada uno en parte se lo demuestra (0,5 de Messi y 0,37 de Maradona) - todavía se puede considerar el de Villa Fiorito mayor que Messi con la selección. Fundamentalmente por haber logrado un Mundial y haber tenido el principal desempeño individual de la historia en el mismo, el del 1986.

¿Pero es justo en el cotejo global de las carreras dar tanto peso a un único torneo para decir que uno fue mejor que el otro? Infelizmente es lo que hacen la mayor parte de las personas que ponen a Maradona por arriba de Messi, casi que cínicamente eclipsando las fantásticas marcas que Messi tiene con el Barça. Como sus 591 goles en partidos oficiales (promedio de 0,88), sus 197 asistencias (promedio de 0,33) y sus 30 títulos, entre los cuales cuatro Liga de Campeones, ocho ligas españolas y cinco Copas del Rey.

Otro argumento muy utilizado es que Maradona, además de haber ganado "solo" el Mundial de 1986, hizo también "solo" con que un equipo pequeño, como el Nápoles, hubiese salido campeón italiano dos veces y campeón de la Copa de la UEFA. Siendo que estos apartados ameritan un matiz. Si es verdad que nunca hubo un jugador como Maradona en un Mundial como en aquel, no es verdad que Argentina tenía un equipo tan malo (en la final contra Alemania, por ejemplo, Maradona, aunque haya dado el pase para el gol del triunfo de Burruchaga, no tuvo una gran actuación)  Y sobre el Nápoles, contaba con algunos jugadores de la selección italiana, como De Napoli, Ferrara y Carnevale y de la selección brasileña, como Alemão y uno de los mejores delanteros de los años 1980, Careca.

Si Messi siempre ha jugado en un club muy superior a la gran mayoría de los rivales - en una época de superequipos, en que lucen especialmente el suyo, el Barcelona, y su gran rival, el Real Madrid - mucha de esta superioridad se debe a la propia Pulga Atómica.

Asimismo, Messi en encuentros contra cuadros de un nivel similar o cercano al suyo también tiene números excelentes, siendo, por ejemplo, el mayor artillero de la historia del mayor clásico del mundo, el Barcelona-Real Madrid.

Decir que Messi fue mejor que Maradona no es disminuir a este. Faltaría más. Infelizmente, en estas comparaciones uno, quizá para dejar claro que tiene la razón, muchas veces, tiende a hablar solo de lo bueno de uno y de lo malo del otro.

Aunque crea que Maradona sea un poco sobrevalorado, por haber tenido altibajos en su carrera (hizo un mal Mundial en 1982, malas Copas Américas en 1987 y 1989 y no fue el jugador que se esperaba en el Barcelona), es innegable que está entre los mayores de la historia del balompié por lo que hizo en la mayor parte de los años entre 1976, cuando se estrenó con el modesto Argentino Juniors y lo hizo estar al nivel de los grandes del fútbol argentino, hasta el Mundial de 1990.

Es verdad que para un país tan pasional como Argentina es muy difícil aceptar que hay un futbolista más genial que Maradona. Incluso su histórico de adicciones y de dramas de alguna manera acaba beneficiándolo. Haciéndolo supuestamente más humano y por eso más querido. Aunque no falten casos de exabruptos de él, que, en teoría, tendrían que producir un rechazo de la gente.

Pero en lo global Maradona ha logrado transmitir un carisma como pocos en Argentina. Y el carisma es algo muy difícil de generar. Depende no solo de la persona pero fundamentalmente de la naturaleza del pueblo con el cual se interactúa.

Messi, no solo por haber sido creado como jugador lejos de Argentina, tiene rasgos que lo alejan de la simbiosis que tiene Maradona y el pueblo argentino. Es frío en las entrevistas. Nunca hace declaraciones bombásticas. Y mucho menos critica a nadie (algo que Maradona ha hecho mucho, aunque de modo muchas veces demagógico).

Aunque en el próximo año sea campeón del mundo con Argentina, es difícil que la mayoría de los argentinos lo consideren superior a Maradona. Especialmente los maradonistas empedernidos, que pululan en los medios del país.

Entretanto, quienes deben hacer un análisis serio y comprometido con el rigor no pueden estar supeditados al sentimiento de una nación o a la atracción que una personalidad produce para hacer una comparación con otra. Solo lo que hicieron en la cancha debe valer para el juicio. Más que eso es caer en un infantilismo.

domingo, 8 de octubre de 2017

CATALUÑA Y KURDISTÁN

Quiso la coincidencia de la historia que Cataluña y el Kurdistán hubiesen llevado a cabo consultas de autodeterminación en fechas muy cercanas. Uno el 1 de octubre y el otro el 26 de septiembre.

Otro hecho en común entre ambos es que sus votaciones fueron realizadas a margen de la legalidad de los Estados de los cuales hacen parte y de los cuales sus promotores quieren separarse. Tanto España como Irak las rechazaron de plano. Asimismo, tanto en el Kurdistán como en Cataluña no hubo un censo propiamente dicho por la total oposición de Bagdad y Madrid.

Pero hay grandes diferencias entre el Kurdistán y Cataluña. La principal es que el primero tiene más control administrativo y judicial del territorio y, principalmente, un ejército propio, el Peshmerga. Cataluña no. Tanto que mientras en el Kurdistán su plebiscito tuvo lugar sin ningún tipo de medida de fuerza de parte del gobierno central iraquí, siendo realizado pacíficamente, el referéndum de Cataluña fue realizado en medio a un gran despliegue de las fuerzas de seguridad españolas que tenían la orden de cerrar los colegios electores, generando casi 900 heridos e imágenes de violencia poco comunes en una democracia europea.

Tener una defensa propia hace con que al menos el Kurdistán pueda pelear por la independencia, pese a las complicaciones que podría tener si esa llegase a ser efectiva, puesto que sus vecinos Irán y Turquía y, claro, el propio Irak, prometen ejercer una gran hostilidad en su contra, cerrando el espacio aéreo y el comercio.

Además, no es un simple ejército el que tienen los kurdos. El Peshmerga es de las fuerzas que más han contribuido para que el temido Ejército Islámico esté siendo derrotado en territorios de varios países de la región en que está instalado y que también tienen poblaciones kurdas.

Ya Cataluña, aunque sea mucho más desarrollada que el Kurdistán, no tendría ninguna posibilidad de reaccionar ante España si esta quiere, como es casi seguro, impedir su independencia en caso de que sea proclamada. No tiene nada más que su policía autonómica, los Mossos d'Esquadra, que, aun así, salvo una rebelión, tendrían que seguir las órdenes del gobierno de España.

Adicionalmente, aunque fuera posible, cualquier conflicto armado sería, seguramente, demasiado para el pueblo catalán. Diferentemente del pueblo kurdo, acostumbrado a guerras, los catalanes no cambiarían la paz y su relativo bienestar por una guerra independentista (al menos de momento).

Otra significativa distinción es que la sociedad catalana es mucho más dividida que la kurda a respecto de querer la secesión. Solo algo más de la mitad del Parlament es compuesto por separatistas, aunque el independentismo pueda haber crecido en los últimos días, tras la represión del Estado español en el día del referéndum y en sus días previos. En el Kurdistán hay claramente una gran mayoría independentista. Casi todo el parlamento kurdo es formado por separatistas.

En términos de apoyos internacionales, los kurdos también presentan una ventaja ante los catalanes. Israel le da respaldo. Puede ser muy poco ante tanto rechazo de sus vecinos. Pero mucho a respecto de Cataluña, que no tiene el apoyo abierto de ningún país. Solo tiene la simpatía de muchos de los pueblos del mundo, principalmente de la izquierda global (a despecho de que el movimiento independentista catalán sea ideológicamente transversal). Y lo principal a respecto del tema. Para Cataluña la independencia supondría un duro varapalo, la salida automática de la UE. Puesto que como nuevo Estado europeo, Cataluña tendría que pedir su adhesión, que solo sería aceptada si hubiese unanimidad entre sus miembros. Algo inimaginable. Al menos a corto plazo.

Es difícil imaginar cuál será el desenlace de los dos casos. Pero teniendo en cuenta los resortes de cada uno, es mucho más probable que los independentistas kurdos logren su objetivo mucho antes de que los catalanes. Si es que un día un día estos alcancen el suyo.

miércoles, 4 de octubre de 2017

EL DISCURSO DEL REY

Muchos pedían un pronunciamiento del rey Felipe VI a respecto de la cuestión catalana. Y ayer lo hizo. Su contenido fue recibido de modo distinto por formadores de opinión y políticos.

En general, los que hacen hincapié en que la ley está por encima de todo (incluso de un pueblo que, literalmente, llena calles y plazas) estuvieron de acuerdo con el discurso del monarca, por creer que él demostró firmeza al hacer un llamamiento directo al Estado de derecho y a la unidad territorial de España (quiza, avalando con eso la aplicación artículo 155 de la constitución, que suspendería el autogobierno catalán).

Mientras los mal llamados equidistantes (catalanes o no) y los favorables al "procés" estuvieron en contra, por la supuesta dureza de Felipe VI, que podría generar aún más enfado en Cataluña contra España, por no pedir diálogo o negociación entre los bandos enfrentados y, principalmente, por no haber dicho nada a respecto de la violencia desproporcionada de las fuerzas de seguridad contra quienes votaron en el 1-O.

La verdad es que nadie podría esperar que el rey pudiese ayudar a apaciguar el conflicto. Esto no se trata de un 23-F. Aceptándose la historia oficial sobre el golpe que intentó dar Antonio Tejero en el Congreso de Diputados, había claramente unos buenos y malos en la cuestión. Demócratas contra golpistas. Era muy claro lo que debería hacer el padre de Felipe VI, el rey Juan Carlos. Estar incondicionalmente a favor de la democracia. El 1-O y todos los demás Os que vendrán suponen un choque de legitimidades que, a su modo, se amparan en la democracia. Sea de quien la justifica por estar al lado de la ley. Sea de quien la justifica por estar al lado de una mayoría popular.

De alguna manera, interviniendo en el asunto, Felipe VI tendría que posicionarse. Y sería muy difícil que su posición fuera contraria a la del gobierno. El rey, salvo un consenso generalizado en la sociedad española, jamás iría a estar en contra de lo que fija la letra fría de la ley en el sentido de ser flexible a un cambio en ella. El rey está para mantener lo que hay. Fue este el papel desempeñado por Juan Carlos en 1981, según la historia oficial.

Es verdad que Felipe VI podría transmitir un mejor talante y menos cinismo, cuando dijo, por ejemplo, que estaría al lado de los catalanes (siendo que una gran mayoría de ellos es favor del derecho a decidir). Pero en el fondo no fue sorprendente lo que dijo.

España optó por un régimen no democrático en lo que se refiere a la Jefatura del Estado. Si por una parte no le concedió poderes ejecutivos, por otra, por eso, no se puede esperar que quien la encabeza sea un árbitro fiable en una cuestión subjetiva y con muchos grises como es la catalana.

martes, 3 de octubre de 2017

NO ES LO MISMO

Algo muy común de escucharse en estos días de excelsa tensión en Cataluña es que la culpa de lo que está pasando es tanto del gobierno de España como del de Cataluña.

Cada uno es libre para pensar como quiera. Pero este reparto de responsabilidades casi por igual es funcional a que se obvie una realidad bastante palpable.

Si es verdad que él "procés" corre por carriles por fuera del marco constitucional y que el referéndum del 1-O fue ilegal, no es menos verdad que los separatistas catalanes intentaron por diversas veces negociar con Madrid a respecto de una salida legal para sus ambiciones. Y siempre Madrid les dijo "no".

Los continuos rechazos por parte de Madrid sugirieron una arrogancia y/o falta de sensibilidad acerca de lo que significa la existencia de una abrumadora mayoría de catalanes favorables al derecho a decidir. Habría un 82% que lo desean, según las encuestas (cifra que incluye, obviamente, a no independentistas). Mayoría también verificada en las elecciones, aunque en un guarismo menor. Hoy el Parlament tiene cerca de 60% de diputados que abogan por ello (hay que decir que, seguramente, muchos electores del PSC, que rechaza el derecho a decidir, tienen una posición a contraria al partido). Además, fuera de Cataluña tampoco es despreciable el apoyo a cambios en la constitución que conduzcan al derecho a decidir.

Si se tratara de unos pocos que lo estuvieran reivindicando, claro que no se le podría hacer caso a eso. Pero hacer oído sordo a una manifiesta mayoría ha tenido como consecuencia llevar la cuestión casi a un callejón sin salida.

El gobierno de España prefiriendo mirar para otro lado y solo esperar que la justicia aplicase la ley optó por que el tan anunciado choque de trenes viniera. La violencia desatada por las acciones de las fuerzas de seguridad del Estado contra quienen querían votar quizá haya sido solo el preludio de cosas peores que vendrán a continuación.

Pase lo que pase a partir de ahora, la historia tendrá que registrar que hubo quienes plantearon el diálogo y quienes se lo negaron. Quienes por medio de la democracia querían legalmente llevar a cabo su objetivo y quienes solo decían que la ley no se lo permitía (como si esa fuera inmutable o si tuvieron miedo de cambiarla).

Con eso no quiero exentar a los independentistas de culpas. Pienso que podría haber habido listones más altos para que los secesionistas se sintiesen legitimados para llevar a cabo la independencia. Por ejemplo, que tuviesen alguna mayoría calificada en el Parlament o que hubiesen propuesto que el propio referéndum solo podría atribuir al "sí" una victoria si contase con una mayoría calificada. O que tuvieran otra táctica, que pasase primero por un consulta popular, aunque igualmente ilegal, en que simplemente los catalanes se pronunciarían si querían el derecho a decidir. Aunque no cambiase nada la línea de intransigencia de Madrid, eso les daría más legitimidad a los independentistas y dejaría más en evidencia al gobierno central.

Aun así, no se les debe tratar del mismo modo que el lado que apostó por formas reacias, adustas y desconectadas del sentido común para lidiar con la mayor grieta que ha tenido España desde la vuelta de la democracia.


lunes, 2 de octubre de 2017

¿Y AHORA QUÉ CATALUÑA? ¿Y AHORA QUÉ ESPAÑA?

Aunque ya fueran esperadas altercaciones entre personas que querían votar y policías, no me imaginaba el número de heridos, 844, según la Generalitat, a causa de las acciones de la Guardia Civil y de la Policía Nacional para impedir el referéndum de autodeterminación de Cataluña.

La imagen de resistencia transmitida por muchos catalanes que fueron a votar o lo intentaron muestra lo cuan potente puede ser el sentimiento independentista en Cataluña. No se puede fiar por completo de los números divulgados por la Generalitat. Participación de 42% de participación y 90% de "síes", por los datos aún parciales. Pero quiero creer que si no son exactos, no están lejos de la realidad.  Además, también hubo quienes intentaron votar y lo fueron impedidos porque los colegios electorales estaban cerrados por las fuerzas de seguridad. De acuerdo con la Generalitat, habrían sido cerca 670.000 ciudadanos. Lo que supone aproximadamente el 12% del censo electoral catalán.

Ahora les toca a los independentistas catalanes la más trascendental de todas sus decisiones hasta aquí. El Ejecutivo catalán transmitirá el resultado del referéndum al Parlament y este tendría que, de acuerdo a lo fijado en la Ley de Transitoriedad Jurídica, declarar la independencia de Cataluña. En teoría, esta tendría que ser llevada a cabo 48 horas después de los resultados definitivos de la consulta del 1O.  El día en que se pronuncie el Parlament será una jornada en que la palabra "tensa" se quedará corta en la casa de la democracia catalana. Toda la turbulencia que marcó la votación de la Ley de Transitoriedad Jurídica se quedará chica cerca de eso.

El gran problema de los independentistas son las condiciones operacionales para la independencia. Si no dudo de que para muchos les sobre ganas, cueste lo que cueste, de separar Cataluña de España, les faltan elementos básicos para eso. No conozco ningún caso de país que se haya independizado unilateralmente sin tener un ejército o milicia propia o, al menos, que contase con la protección de algún otro país. Cataluña no los tiene. Tampoco puede contar con la más mínima protección de algún país vecino. En el límite se podría imaginar que los Mossos d'Esquadra podrían romper con España y dotar a Cataluña de alguna suerte de defensa. Pero no lo veo para nada en el horizonte.

Hasta el domingo, pensaba que los secesionistas irían a soslayar lo prometido. Que irían a encontrar alguna excusa para no llegar a un extremo que cortaría los puentes con España sin que Cataluña tenga herramientas para contrastar el monopolio de la fuerza que España seguiría teniendo. Pero no es eso que sugirieron las palabras del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el discurso de anoche.

Habrá dos escenarios. Uno, que los separatistas hagan una media declaración de independencia. Que significa intentar abrir una ronda de negociaciones con España y la Unión Europea. Sería como postergar el tema, ganar más apoyo de la ciudadanía y enseñar a España, Europa y al mundo que de parte de Cataluña todavía hay margen para el diálogo, aun a sabiendas de que Madrid lo rechazaría.

Lo otro, y creo que lo más probable, con toda la carga emocional que vive Cataluña, es que la independencia se declare, pero con todos teniendo consciencia de que España destituirá - por medio del artículo 155 de la constitución, el que suspende la autonomía - las autoridades catalanas, haciendo con que Cataluña sea gobernada por representantes de Madrid. Además, no sería descartada la posibilidad de prisión de los líderes separatistas.

Con la aplicación del 155 es probable que el gobierno de España quiera convocar nuevas elecciones autonómicas para restablecer la "normalidad institucional" de Cataluña. O el movimiento independentista las acepta o las boicotea. Si no las acepte, no es descartado que clamen por una desobediencia civil. Si habrá una gran adhesión a ella sería muy difícil de saberlo. Pero, seguramente, una parte no despreciable de la sociedad catalana iría a seguirla. Las consecuencias serían inéditas en un país de la UE, como ya lo es la cuestión catalana en sí. Todos serían perjudicados. El presidente de gobierno, Mariano Rajoy, demuestra que no está mínimamente a la altura de un desafío tan peliagudo. O lo sacarían del gobierno - mayoría en el congreso español la hay para eso - o su falta de tacto llevaría España en la línea de un caos institucional, más conocido por un país latinoamericano que por una democracia europea.  Aunque tampoco es tan probable que un nuevo gobierno salido de unas hipotéticas elecciones generales anticipadas lograse apaciguar a Cataluña. Un gobierno alternativo sin el PSOE no sería posible en la España de hoy. Y el partido de la rosa y del puño cerrado tendría que flexibilizar mucho sus posiciones a respecto de Cataluña, puesto que hoy no admite el derecho a decidir. Solo un nuevo diseño institucional de España. Y, para empeorar, un cambio constitucional que permitiese una vía legal para que los catalanes puedan decidir su futuro, solo es posible con mayoría de dos tercios en el congreso. Es decir, esta también tiene que pasar por el PP.

Qué momentos de incertidumbre vive Cataluña y España. La historia se ha acelerado como nunca se ha acelerado en un país de la UE. Cuando eso ocurre, lo que más hace falta es saber hacer política. Hacerla en su sentido más noble.