jueves, 16 de septiembre de 2010

CINISMO ELECTORAL




Las elecciones son periodos en que se suben en el escenario mediático los más variados géneros de contorsionismo de los partidos y sus aparatos en tren de los anhelados votos.

A poco más de dos meses del escrutinio catalán, la “bomba” del momento ha venido de la revista de CDC, MésCat, que ha traído la “primicia” de la semana: que el expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, apuesta por la victoria de CiU, pues “ahora le toca a Artur Mas”, según aparece en la entrevista que Maragall dio a la publicación.

El medio convergente no ha tenido el menor reparo en seguir la consigna de la familia de Maragall, en no darle la relevancia que “no puede ni debe tener” en el debate político hispanocatalán. Lo mismo valiendo para los varios diarios que dieron eco a la entrevista.

El oportunismo se agranda pues se sabe que hay poco riesgo que los que sí son celosos de la situación personal de Maragall hurguen en el punto central de la inconveniencia de buscarlo

Para preservar la imagen de Maragall casi nadie va a decir algo como “no hablemos de los pensamientos de Maragall, pues éste tiene mal de Alzheimer”.

No sé cuál es el avance de esta terrible enfermedad en el sistema neurológico en Maragall. Y creo que tampoco su estado debe ser revelado para el público. Su intimidad y la de su familia deberán estar en primer puesto ante cualquier curiosidad.

Entre tanto, nadie puede ser cínico a punto de tratar a Maragall, principalmente cuando le conviene, como si él no tuviese una degenerativa enfermedad cerebral.

Aunque Maragall no esté aun sufriendo ninguna consecuencia de la enfermedad, no debe estar en el medio de los cruces del debate político. Fundamentalmente cuando éste se pone al rojo vivo, como en una elección. El alcalde olímpico no se lo merece.