viernes, 7 de septiembre de 2012

RESTRICCIONES AL ALCOHOL


Según ha adelantado El Observador en su edición de hoy, el gobierno uruguayo enviará un proyecto de ley al Parlamento que contiene medidas para restringir el consumo de alcohol.

Entre los principales tópicos de la ley estarían la prohibición del consumo de alcohol en parques, playas, plazas, ramblas y veredas. También se prohibirían canillas libres y solo se permitirían la venta a locales con una licencia específica para la comercialización de bebidas alcohólicas.

Si el proyecto fuere llevado a cabo, Uruguay estaría más una vez en el rumbo correcto a respecto del tratamiento a las drogas consideradas legales. Las acciones del Ejecutivo oriental desde la llegada del Frente Amplio al poder a respecto del tabaco están produciendo excelentes resultados, que se verifican en la gran reducción de fumadores en el país – de 32% en 2006 a solo 20% en 2012.

Ahora le toca al alcohol la atención del gobierno. Una bebida que puede contribuir para que haya tantos flagelos sociales, como la violencia de género y los accidentes viarios y de la cual son adictos cerca de 260 mil uruguayos. Es decir, alrededor del 10% de la población uruguaya con más de 14 años de edad es alcohólica.

El mayor punto de interrogación es el referente a la publicidad de alcohol, que debería ser tajantemente prohibida, como fue prohibida la publicidad de tabaco en su momento. Pero, de acuerdo al diario, el proyecto solo impondrá limitaciones a la propaganda, habiendo un control de los contenidos, siendo establecidas pautas con la Cámara de Anunciantes y la industria del sector.

Es muy importante saber, exactamente, cuáles serán las limitaciones de la publicidad. Ojalá, al menos se prohíba cualquier auspicio de bebidas alcohólicas a programas deportivos, como se suele ver, incluso en emisiones de TNU, como La Hora de los Deportes y Estudio Estadio – una vergüenza para la tele pública uruguaya.

Un “país de primera” como los gobernantes dicen querer hacer de Uruguay debe ser un país sano. Y para que sea un país sano, al alcohol le deben ser puestos palos en la rueda. Sin que se llegue a prohibir su consumo totalmente, para que la libertad individual no sea puesta en jaque.