viernes, 16 de enero de 2015

LOS VARIOS MODOS DE SER CHARLIE


Existen tres maneras de ser Charlie. Una es una cuestión de civilidad básica. No admitir que cualquier divergencia, por más grande que sea, sea resuelta con el asesinato de las personas con las cuales uno no está de acuerdo. En este sentido, cualquiera que no haya avalado la matanza del 7 de enero es Charlie.

La otra es, además de esto, creer que el semanario Charlie Hebdo tiene el derecho de publicar lo que venía publicando, independientemente de que la línea sea o no de buen gusto. Porque la libertad de expresión debe estar en primer lugar o porque sus dibujos, como mínimo, se encuentran en su límite.

La tercera es no solo firmar obviamente los dos preceptos mencionados como estar de acuerdo con el contenido de sus dibujos o con la mayoría de sus dibujos. Creyendo que suelen ser pertinentes y de buena calidad.

Yo, particularmente, soy poco el tercer Charlie. En su historial he visto más dibujos que no me gustaron que dibujos que me gustaron. Siendo totalmente el segundo Charlie. No por considerar que la libertad de expresión no tiene límites. Pero porque simplemente el semanario no rebasó estos límites. Muchos hablan que Charlie Hebdo no podría burlarse de los los dogmas religiosos y de las religiones en sí, en particular, del islamismo, pues estaría ofendiendo a sus creyentes. Entretanto, la legislación francesa no prevé punición para la blasfemia, como ocurre en otros países. Lo que pienso ser, dentro de un Estado laico, algo muy justo. De hecho, Charlie Hebdo fue blanco de demandas judiciales por parte de grupos religiosos de las cuales nunca resultó punido.

¿Y tú?, ¿Cuál  Charlie eres?