domingo, 21 de febrero de 2010

CUANDO LO TACAÑO SUENA A LO ANTIÉTICO


El anuncio por parte del futuro presidente uruguayo, José Mujica, de que su toma de posesión sería financiada por medio de colectas de empresas privadas cayó como una bomba en la mayor parte del Frente Amplio, además de servir como blanco para ataques de la derecha opositora.

La polémica parece haberse concluido tras la determinación de que será el Estado uruguayo que pagará los gastos, según orden del saliente mandatario máximo oriental, Tabaré Vazquez. Es curioso que, justamente, la última erogación de su exitosa gestión haya propiciado tanta trifulca – aunque sea Mujica y no Vazquez el responsable por ella.

El enfado de Mujica por la contrariedad de sus aliados llegó a tal punto que, incluso, llamó a una emisión radial para contrarrestar las palabras del coordinador del sindicato PIT-CNT, Juan Castillo, acérrimo opositor del anuncio del Pepe.

Mujica, en su habitual tono campechano, dijo que no se vendería por $ 15000. Y que solamente no quería que fuese el pueblo chárrua que tuviese que pagar los encargos de su pose.

De hecho, su historial remoto y reciente no avala sospechas sobre la integridad y el carácter probo del antiguo guerrillero tupamaro.

La conclusión que llego sobre la voluntad de Mujica es que pecó por el mayor problema advenido del espíritu tacaño (una de las grandes marcas de los uruguayos para lo bueno y para lo malo), la miopía a respecto de los gastos.

Ser tacaño, en si, no es ni malo ni bueno. Depende de cómo y en qué situación uno ejerce la cautela en los gastos. Tanto en el plano personal como en el colectivo.

Cuando alguien es excesivamente prudente en gastar con comida, por ejemplo, puede en el futuro tener serios problemas de desnutrición.

En el caso de los gastos de la toma de posesión, la cuestión anida en lo ético. Mujica debería tener en la cabeza el notorio mandamiento para cualquier administrador público: “La mujer de César no debe ser solamente honesta. Debe también parecer ser honesta”.

Que empresas hiciesen esta donación para la realización de la pose crearía una situación que olería a la promiscuidad, pese a la credibilidad de Mujica, aunque solamente oliese, justamente por esta credibilidad.

En mi opinión lo mejor siquiera fue lo decidido por Vazquez, que los gastos vengan del presupuesto de la nación, que acarreará una erogación de $ 200.000

Los dirigentes del Frente Amplio habrían demostrado un dignísimo ejemplo por una de estas dos alternativas: que el pase de mandato fuese simplemente un acto protocolario, con gastos mínimos. Al fin y al cabo, que la toma de posesión posea un carácter de gran evento (aunque ni por asomo se compare a la grandiosidad de las tomas de posesión en otros países) no mejorará la vida de nadie. Siendo que los gastos públicos deben tener como finalidad esencialmente esto. Y la otra alternativa sería que la toma de posesión fuese financiada, si quieren algo de festivo, por los propios partidos que componen el Frente Amplio.

Ciertamente cualquiera de las dos sugerencias sería aplaudida por el pueblo uruguayo. Pues, entonces, la tacañería en pro de los ciudadanos sería bien aplicada.

Palabras de un tacaño confieso.

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