viernes, 12 de febrero de 2010

MEXICANOS EN LA LIBERTADORES: SOLO UNO DE LOS TANTOS ACTOS DE SURREALISMO DEL FÚTBOL SUDAMERICANO

Esta semana ha tenido lugar el inicio de la Copa Libertadores de América. Como ocurre desde 1998, más una vez con equipos mexicanos como invitados. Los de abajo del Río Grande, después de tantos invites – a par de la Copa América, de la cual tienen presencia desde 1993 – ya pueden considerarse como parte de la familia futbolera del mundo sudaca – hay pocos sectores de la sociedad sudamericana que merecen tanto este tratamiento concedido por los españoles a nosotros.

La presencia de los mexicanos en la Libertadores y en la Copa América es solo una de las varias excentricidades que la CONMEBOL ha tenido en su historia. ¡Y ya empezamos por el nombre de la entidad! ¿CONMEBOL o CSF (Confederación Sudamericana de Fútbol)?

El nombre oficial es CSF, pero CONMEBOL es el nombre por el cual la confederación es conocida. Incluso por ella propia. ¡Qué quilombo! Pero, más confuso es el acrónimo “CONMEBOL”. ¿Qué significa eso? Pues, lo mismo que la desdeñada sigla oficial, Confederación Sudamericana de Fútbol. CON por el CON de confederación; ME por el me de americana; y BOL por el BOL de fútbol. Vaya esfuerzo solo para que llegasen a tener un acrónimo.

En lo que se refiere a las competiciones en si, tengamos inicio con el primer torneo de la entidad, el Campeonato Sudamericano (hoy Copa América). No hay campeonato en el mundo que tuvo tantas periodicidades diferentes. Entre 1916 y 1929 el torneo fue jugado todos los años – excepto en 1918. Después del primer Campeonato Mundial, en 1930, en Uruguay, los argentinos, que no tragaron la derrota para los uruguayos decidieron no jugar más. Como se suponía que sin Argentina la competición no tendría gracia – ya que hasta entonces los albicelestes dominaban junto con los chárruas el fútbol sudamericano – el torneo de selecciones sudamericano fue suspenso. Hasta 1935, cuando Perú volvió a reconciliar los hermanos del Río de la Plata, reiniciando el campeonato. De 1936 hasta 1967 ni vale la pena hilvanar la periodicidad del torneo, de tantas que hubo. Incluso con la realización de dos ediciones en el mismo año, en 1963.

Ocho años de interregno para que tuviese lugar de nuevo la copa. En 1975 ella retorna con el actual nombre, Copa América. Hasta 1987 la periodicidad pasó a ser de cuatro años. A partir de 1989 y hasta 2001 de dos, y de nuevo cambios. La siguiente fue disputada tres años después, en 2004, manteniéndose el mismo hiato para la posterior, en 2007. Ahora parece que está decidido que el periodo de intervalo entre cada Copa América será cuatro años. Pero, el problema es saber hasta cuándo.

Quizá esta metamorfosis de regularidad haya sido uno de los principales factores por el cual la Copa América haya sido tan desdeñada a lo largo de los años. Desde los años 1950 fue rara la Copa América que contase con todas las selecciones con sus jugadores principales. Pelé, por ejemplo, el mejor jugador de todos los tiempos, nunca jugó una Copa América. Estos detalles, principalmente el último, me hacen pensar si esta competición merece la mínima credibilidad o importancia. Se mereciese, Brasil siquiera podría ser considerado el más grande del fútbol, pues su deshidratado palmarés – ocho títulos de campeón en 42 ediciones de la copa – harían del escrete peor que la selección alemana, que ganó tres títulos de campeona de la mucho más difícil Eurocopa en 13 disputas. Ni los dos títulos a más de campeón mundial de los brasileños (cinco contra tres) los harían más gloriosos que los germánicos.

Aun en la Copa América, además de México, tuvimos otros invitados, como EEUU, Costa Rica, Honduras ¡y….Japón! Sí, los de la tierra del sol naciente también ya fueron, al menos en el plano del fútbol de selecciones, sudacas. Eso fue en 1999, y la justificativa de la CONMEBOL era que los primeros habitantes del continente americano vinieron de Asia. En esta ocasión también habían invitado España, por lo de la colonización. Pero, los ibéricos rechazaron el invite.

Aun en el terreno de las selecciones, tenemos en las eliminatorias para el Mundial la única calificación en el mundo en que todas las selecciones juegan contra todas, lo que, por ende, la torna la mas fastidiosa eliminatoria del planeta.

Ya en lo que se refiere a los torneos interclubes tenemos otros ejemplos de que los sudamericanos son, sin duda, los más freakis del fútbol mundial. La Copa Libertadores tiene los invitados mexicanos, pero si algún club azteca venciere la Libertadores quien jugará el Mundial de Clubes será el subcampeón, por el hecho de que los mexicanos no hacen parte de la CONMEBOL y ya tienen la Copa de Campeones de la CONCACAF para llegar al Mundial.

Otro detalle de los mexicanos es que ellos no envían para la Libertadores los campeones de la temporada anterior, que juegan solamente la Copa de la CONCACAF. Y los que juegan muchas veces no dan importancia a la Libertadores, mandando equipos con varios suplentes, como fue el caso del Monterrey en la primera fecha de la Libertadores de este año contra el São Paulo el último miércoles. O el América en 2007, que ya en una fase avanzada de la competición, los cuartos de final, jugaron el segundo partido contra el Santos sin ningún titular. Como muy bien dijo el periodista brasileños Flávio Prado es lo mismo que alguien que es invitado a una fiesta importante comparecer con hojalata, pantalón corto y musculosa.

La Libertadores nos brindó otra peculiaridad durante muchos años. Desde su segunda edición, 1961, hasta 1999, los vigentes campeones no tenían que jugar la primera fase de la competición, lo que hizo que muchos equipos fuesen campeones jugando muy pocos partidos.

Y qué hablar de las otras competiciones de clubes, “la segunda mitad de la gloria”, como dice uno de los “socios” de la CONMEBOL en la explotación del fútbol, Fox Sports. Hasta el momento ya fueron tres torneos diferentes. Todo empezó en 1988, con la Supercopa de los Campeones de la Libertadores. Quizá, la menos exóticas de todas, pues era un torneo bien definido, pese a su carácter elitista y discriminatorio. Participaban, como decía el nombre, los campeones de la Libertadores. Como la Supercopa excluía a algunos equipos muy populares - como San Lorenzo de Argentina y, principalmente, el Corinthians de Brasil, que nunca habían conquistado la Libertadores – eso quitaba un gran potencial de audiencia de la televisión. Por esto la CONMEBOL por presión de la televisión decidió matar la SUPERCOPA en 1998 y crear la COPA MERCOSUR, competición que no tuvo absolutamente ningún criterio deportivo para los equipos participantes. La presencia era solamente por medio de invites.


Para colmo la Copa MERCOSUR expandía los límites del MERCOSUR, ya que de ella también estaban los equipos de Chile, que no hace parte del MERCOSUR.

Tanta payasada, pues todo tiene límite, desgastó la MERCOSUR, que padeció rápidamente, en 2001. En 2002 nace otra “criatura”, la Copa Sudamericana, en que jugaban todos los países afiliados a la CONMEBOL y…advienen quién…sí, los amables mexicanos. Inicialmente la participación por invite fue mantenida. Después la clasificación en los campeonatos nacionales fue el criterio para llegar a la Sudamericana. Si todos siguiesen Brasil el torneo podría tener un buen sentido, pues por parte de los brasileños, los equipos que juegan la Copa Libertadores no juegan la Sudamericana. Pero, eso no ocurre con los demás países que rellenan sus vacantes en la Sudamericana con los mismos equipos que actúan en la Libertadores.

Acá termina la lista de peculiaridades de nuestros fenomenales dirigentes del fútbol del sur del nuevo mundo. Pero, no estoy cierto si me he olvidado de más cosas idiosincráticas.

¡Viva el surrealismo! ¡Viva el fútbol sudaca!

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