domingo, 15 de octubre de 2017

LAS OPCIONES DE PUIGDEMONT

Mañana será más un día trascendental para Cataluña. La respuesta que le dará el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, a respecto de si Cataluña proclamó o no la independencia es fundamental para la aplicación o no del artículo 155 de la constitución española. El que posibilita la suspensión de la autonomía de alguna comunidad autónoma.

Lo más probable es que Puigdemont no satisfaga a Rajoy en la contestación y que este empiece a tramitar en el parlamento español el 155 si aquel no la rectifique hasta el jueves.

Decir que en su discurso en el Parlament el pasado martes no hubo la declaración de independencia sería, dentro de la lógica del relato por la secesión, como humillarse ante Madrid y perder la confianza de muchos independentistas catalanes. Ni hablar de los más acérrimos defensores de la separación de Cataluña, los miembros de la CUP. Si esos ya se irritaron cuando supieron que no iría a haber una declaración de independencia clara el pasado martes, más aún estarían si Puigdemont diga un "no" a Rajoy.

De este modo, la gran duda es si Puigdemont retará manifiestamente a Rajoy, con un contundente "sí" o si seguirá la senda de la ambigüedad. Si ambas tendrían como consecuencia el 155, generarían otras consecuencias diferentes de acuerdo a cuál de las dos sea la elegida.

Las dos tienen ventajas y desventajas para el movimiento independentista. La ventaja de la primera es que servirá para unir al movimiento (excepto la parte del Pdecat que aboga por la cautela pero que en lo global es la minoritaria). La propia CUP ya le ha dicho a Puigdemont, expresamente, que solo acepta eso de su parte. Y ERC, aunque en la retórica siempre esté abriendo la puerta al diálogo, hace cuestión de que, como predica el latiguillo de los independentistas, "se cumpla el mandato dado por los catalanes el 1-O" (A despecho de que en los hechos es difícil saber bien qué eso significa, puesto que Cataluña, con la oposición de Madrid, no tiene condiciones prácticas de ser independiente).

Muchos incluso deben de estar pensando que si es para que se le despoje a Cataluña temporalmente el autogobierno o parte de él (de acuerdo a como el 155 venga a ser aplicado) no hay nada que perder y hay que plantarle cara al gobierno español al máximo posible.

La desventaja es que Puigdemont pasará una imagen de intransigencia. La contraria a la que quiso demostrar al pedir al Parlament que suspendiese la independencia segundos después de haberla "declarado".

La ventaja y desventaja de la segunda es lo opuesto a la primera. Es decir, defraudar a los más independentistas, pero, por otro lado, con la ventaja de poder seguir diciendo que es el gobierno español el que es intolerante. Con eso, algunos de los llamados equidistantes, como Unidos Podemos y sus confluencias, y los de los nacionalismos periféricos del resto del Estado, con el PNV a la cabeza, podrían ser solidarios a los independentistas.

Lo más probable es que Puigdemont opte por la segunda. Lo difícil de pronosticar cómo moverán ficha los independentistas en el contexto de la supuesta intervención del Estado español en Cataluña con el 155. Más aún no sabiéndose cuál será el alcance que Rajoy querrá dar al 155. En principio, podría serles benéfico a los independentistas, pues podrían posar como víctimas.

La hoja de ruta del independentismo es novedosa - bregar por un Estado independiente, aun a sabiendas de la inadmisibilidad del Estado del cual ellos se quieren separar, solamente por la vía pacífica. Pero mientras sigan teniendo el apoyo de una gran parte de los catalanes (quizá mayoritaria) es precipitado hacer conjeturas a largo plazo. Diferentemente de si empiece a haber muchas bajas de gente que los apoya.

La marcha de las sedes sociales de varias empresas catalanas a otras partes de España y todo lo que eso puede repercutir negativamente para la economía catalana puede ser un duro golpe para el proyecto secesionista. Como diría Juan Domingo Perón, "la víscera más sensible del hombre es el bolsillo".

Cómo seguirá el ánimo del pueblo independentista si el PIB catalán sea afectado determinará si al menos políticamente el movimiento independentista seguirá siendo fuerte o no. Más allá de lo que haga el Estado español.   

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