viernes, 27 de octubre de 2017

21-D, LO MEJOR DEL 27-O

El 155 podría haber sido evitado. Una lectura minimalista de los acontecimientos en Cataluña, más concretamente del pleno del Parlament del 10 de octubre, habría sido lo más prudente. Pero no fue este el entendimiento del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Y ni la última carta del Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en que admitía que la independencia de Cataluña no había sido proclamada formalmente en aquel día, lo removió de la decisión.

Como tampoco posteriormente Puigdemont quiso explorar la última vía para evitar el 155, la convocación de elecciones en Cataluña, aunque el jueves estuvo a punto de hacerlo, este acabaría siendo inevitable dentro de los mínimos que exigía Rajoy. Tornándose ineludible a luz de cualquier lectura (al menos dentro de las racionales) cuando el Parlament declaró la independencia unilateralmente.

Votado en el Senado el 155, la gran sorpresa de este viernes histórico fue la convocación de elecciones para una fecha bien cercana, el 21 de diciembre. Anunciada por Rajoy en su rápida comparecencia ante los medios. En menos de dos meses Cataluña podrá elegir a sus nuevos representantes. Para quien esperaba una larga "estadía" del gobierno español en la Generalitat, fue la mejor noticia del día. Así, básicamente, en términos prácticos, el gobierno de la Generalitat solo será destituido con el fin de que haya un nuevo escrutinio. Me parecía poco justificable la idea de la Generalitat ser intervenida durante hasta seis meses. Todo lo corriente en el ámbito de la administración pública podrá, al menos en teoría, ser llevado a cabo tal cual se tratase de un gobierno en funciones, hasta que tenga lugar las elecciones.

Claro, lo de "en teoría" puede tener muchas complicaciones en la práctica. Nadie sabe si habrá alguna resistencia de los independentistas e, incluso, de los miembros del ejecutivo catalán. Imaginense que Puigdemont no admita ser destituido, se plante en la Palau de la Generalitat y que una parte de la multitud que estuvo este viernes en el Plaça Sant Jaume para celebrar la declaración de independencia haga una enorme barrera humana impidiendo la entrada de las fuerzas de seguridad para llevárselo. Podría ser una de las escenas más dramáticas de la democracia española.

Un riesgo de movilización popular es incluso mayor con las personas creyendo que pueden estar haciendo historia. En este caso, cuanto más corajudos físicamente sean los independentistas convictos, más traumático podrá ser el 155. Ojalá el miedo, a veces funcional para la sociedad, esté un poco presente entre ellos.

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