lunes, 23 de octubre de 2017

EL ELECTORADO CATALÁN

Puede que no sea una regla. Pero supongo, como mínimo, que sea una tendencia. Cuanto más estabilidad en el voto, más politizada es una sociedad. Esto puede decirse a respecto de Cataluña. Si nos fijemos en el histórico de las votaciones tanto para el Parlament como para las legislativas, veremos que no hay cambios abruptos entre los escrutinios. Y cuando estos ocurren, en general, hay algo de fuerte peso por atrás. Como una crisis económica.

Después de mucho tiempo, por fin, una encuestadora, GESOP para El Periódico de Catalunya, realizó un sondeo para proyectar los votos de cara a una nueva elección en Cataluña. Y los resultados van justamente en línea con esta tradicional manutención del voto. Teniendo en comparación los guarismos de las elecciones autonómicas de 2015.

Aunque ERC y PDECat vayan separados en la encuesta, diferentemente de entonces, cuando formaron una lista única, el Junts Pel Sí, los dos partidos independentistas tendrían una suma de votos y diputados parecida con 2015 - 40,1% y entre 61 y 63 diputados (entre 44 y 45 para ERC y entre 18 y 19 para el PDECat) contra 39,4% y 62 diputados de hace dos años. Con los votos de los anticapitalistas de la CUP - 7,8% y entre 9 y 10 diputados contra 8,2% y 10 diputados de 2015 - podrían de nuevo elegir al presidente de la Generalitat. Pero el total de votos a partidos separatistas de nuevo tendría menos que el 50% de los votos válidos. Aunque tampoco los partidos no independentistas rebasarían esta marca (aparte de la gran heterogeneidad entre ellos, principalmente en lo que se refiere al tratamiento que creen que debe ser dado al reto independentista) teniendo también cada uno una votación muy similar a la de 2015.
 
Esta encuesta vino a continuación de otra de la misma empresa, en que, entre otras cosas, mostraba que la mayoría de los catalanes no cree que el referéndum o simulacro de referéndum del 1-O legitime la declaración unilateral de independencia (55,6%). Aunque los que piensen que sí no sean pocos (40,1%). Y, quizá, lo más importante. Pese a que la mayor parte de los catalanes no estarían satisfechos con el actual encaje de Cataluña en España, la mayor parte prefiere más autonomía que la independencia. La encuesta sostiene que a 46,1% les gustaría que el "procés" terminase con un acuerdo con España para dotar a Cataluña de más autogobierno y que a 36,1% les gustaría que finalizase con la independencia.

Los catalanes tienen o tenían fama de pactistas - no es un dato menor que el referéndum sobre la Constitución en 1978 tuvo mayor porcentaje de votos en Cataluña que en el resto del Estado. En el fondo, aunque, en general, pueda existir poca identificación con España, principalmente en el ámbito cultural, según los números que nos arrojan las encuestas, al menos la mayoría de los catalanes aún puede llevar aquella etiqueta.

La total desconexión con España, que muchos afirman estar existiendo de parte de los catalanes no se habría producido, al menos de modo mayoritario, hasta ahora. Si preguntados sobre un sí o no taxativo a la independencia, puede que el sí fuese mayoritario. Pero una oferta atractiva de España, como un concierto económico a lo vasco, todavía puede ser bien vista en Cataluña. Si el independentismo creció tanto en los últimos años mucho se debe a los recortes que sufrió el Estatut en 2010 de parte del Tribunal Constitucional.

El gran test será lo que pasará cuando el artículo 155 sea puesto en marcha - salvo que sea frenado con una vuelta de tuerca del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, aceptando el pedido del gobierno español y convocando elecciones. Que los catalanes vean sus instituciones autonómicas siendo intervenidas puede generar un gran enojo. Lo que podría beneficiar a los partidos secesionistas.

Los capítulos más intrigantes de este suspense que se ha tornado la cuestión catalana vendrán a partir del despliegue del 155.

Antes aún podrá haber la declaración de independencia de forma rotonda este jueves, día en que está convocado un pleno del Parlament para, según Puigdemont, que sea dada una respuesta al 155.

La declaración de independencia sería un error para la estrategia de los separatistas a respecto del relato, puesto que esta ruptura, aunque fuese solo retórica y sin posibilidad de concretarse efectivamente, podría ser la justificativa plena en diferido para la aplicación del 155, ya que la que ha dado el gobierno español para llevarlo a cabo no es suficiente - considerándose que no se puede decir que la independencia fue declarada en el confuso pleno del Parlament del 10 de octubre.

No se sabe ni siquiera si los partidos separatistas van a boicotear unas elecciones convocadas por el gobierno de España (el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, dijo que sí). Pero si participen, lo mejor que deben hacer para mantener o ensanchar su electorado es dejar la sensación de que fue el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, quien cruzó la línea roja y no ellos. Siendo así, la declaración de independencia sería muy funcional para el gobierno español.

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