viernes, 4 de noviembre de 2011

FLAQUEZA Y FORTALEZA DE LA DEMOCRACIA


Independientemente de si la condonación de 50% de la deuda griega con los bancos europeos a cambio de un gran ajuste fiscal del país heleno es bueno o malo e independiente de si la propuesta de referendo sobre ello sería o no conveniente su retirada representa una dupla lectura que se puede hacer de la democracia, en cuanto a su poder.

El sorpresivo referendo que el primer ministro griego George Papandreu estaba a dispuesto a convocar generó un júbilo en los que creen que, por más peliaguda que sean las medidas y, justamente, aún más, cuando su carácter es peliagudo, la última palabra debe ser de los ciudadanos.
 
Pero, lo del referendo se hizo agua. El jefe de gobierno griego, al final, sea por las presiones recibidas del eje franco-alemán, sea por el descontento de algunos diputados de su propio partido, el PASOK – que lo amenazaban en votar en contra de su permanencia en la cabeza del ejecutivo en la moción de censura de este viernes – no aguantó el tipo, archivando la propuesta de referendo.

Sin duda que el referendo pondría más nervioso al mercado, disparando la prima de la deuda griega y de otros países considerados “sospechosos” en el cumplimiento de sus obligaciones crediticias, como Portugal, España e Italia. El no referendo es una muestra de lo impotente y, a la vez, potente que es la democracia. Quizá, en las actuales circunstancias griegas y europeas, haya sido lo mejor. Lo que importa aquí es subrayar lo cuán poco frágil que es la voluntad popular. Y, por el contrario, visto por otro lado, lo cuán fuerte podría ser ésta, dando un sacudón sin precedentes en la historia de la UE y de la Zona Euro.

La clase política griega, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy tuvieron miedo de la voluntad popular de los griegos. Lo tuvieron porque ésta afrontaría al inhumano, voraz y mordaz mercado – este poder descentralizado que los gobiernos han dejado crecer tanto hasta el punto de que se haya tornado tan o más fuerte que ellos.

¿Qué harían los mercados? Quizá podrían destruir el proyecto europeo sin remordimiento. Quizá llevasen a Europa y al mundo a una recesión. En este sentido estaríamos viendo la flaqueza de la democracia en hacerle frente. Ya en una mirada distinta, pero tan verdadera, si tomamos en cuenta no el resultado de lo que harían los mercados, pero su reacción, intempestuosa, estaríamos viendo lo importante que es la democracia. Al fin y al cabo, solo se combate a quien se teme. 

Lo cierto es que en la puja mercado y democracia, los gobiernos europeos han optando por la cautela, pues no se veían capaces de lidiar con este choque. Pero, lo cierto también es que la UE no podrá seguir mucho más tiempo eludiendo la democracia en estas circunstancias, pues ésta saldrá a la palestra más temprano o más tarde.

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