lunes, 21 de noviembre de 2011

MAYORÍA ABSOLUTA DE ESCAÑOS, PERO NO DE VOTOS


Al PP en las elecciones del 20-N no solo le benefició el hundimiento del PSOE en razón del descrédito del gobierno del ahora presidente de gobierno saliente José Luis Rodríguez Zapatero. También, como le suele ocurrir, le fue muy útil el sistema electoral español. Gracias a la falta de justicia de éste, el partido de la gaviota pudo maximizar su representación parlamentaria.

Con 44,62% de votos el PP logró elegir 53,14% de los 350 diputados del Congreso de Diputados. Una “prima” muy superior a la obtenida, por ejemplo, por el PSOE en 2008, que con 43,87% de votos obtuvo 48,28% de diputados.

El partido de la calle Génova es, históricamente, el más favorecido por la Ley D’Hondt y por el malo reparto de diputados por provincias – se engaña quien piensa que son los partidos nacionalistas, CiU y PNV, los más beneficiados.

La falta de ecuanimidad empieza por la distribución de escaños por provincias. El PP suele tener proporcionalmente más votos en las provincias más pequeñas, siendo que éstas tienen una representación en el Congreso más grande que las provincias de mayor peso demográfico.

De las circunscripciones que no están entre las más pobladas, el PP tiene, en casi todas, una votación más de diez puntos porcentuales superior a su promedio nacional. Si hubiese una equiparación de su tamaño demográfico con el número de diputados que eligen, el PP no habría alcanzado la mayoría absoluta.

Comparemos la provincia en que el PP tuvo proporcionalmente menos votación, Barcelona (20,95%), con la provincia de La Rioja, en que el PP obtuvo tres de los cuatro escaños en disputa. La primera, la segunda más grande de España, tiene 31 diputados para una población total de 5.511.147 personas (según datos del INE de 2010). Es decir, tiene un diputado para cada 177.778 habitantes. La Rioja tiene derecho a cuatro diputados, teniendo una población de 322.415. Lo que produce un ratio de un representante para cada 80.603 habitantes. O sea, La Rioja tiene proporcionalmente 2,2 veces más diputados que Barcelona, beneficiando al partido más fuerte en la primera e infravalorando los más votados en la segunda.

El segundo componente es el cálculo que fija el número de diputados electos por provincia de acuerdo con la votación, la Ley D’Hondt. Este mecanismo de otorgación de mandatos potencia el número de electos de los partidos que tienen más votos por cada provincia y penaliza los que menos votos cosechan en cada provincia.

En Lugo, por ejemplo, el PP conquistó el 75% de los escaños totales (tres de los cuatro) Pero, la votación que el partido conservador obtuvo fue de 56%. Una discrepancia de 21% puntos porcentuales entre votación y escaños. Esta distorsión se reprodujo un poco por la mayoría de los círculos electorales, dándole al PP, finalmente, una representación en el Congreso, manifestadamente, superior a la votación del partido en relación a su escrutinio neto.

Esta combinación explosiva, Ley D’Hondt más malo reparto de escaños por circunscripción, ha generado la siguiente disparidad entre los partidos que han logrado asiento en el Congreso de Diputados a respecto de la cantidad de votos por cada escaño: PP, 58229 por escaño (186 electos); PSOE, 63398 por escaño (110 electos); CiU, 63391 por escaños (16 electos); IU, 152800 (11 electos); Amaiur, 47661 por escaño (7 electos); UPyD, 228084 por escaño (5 electos); PNV, 64703 por escaño (5 electos); ERC, 85646 por escaño (3 electos); BNG, 91639 por escaño (2 electos); Coalición Canaria, 71155 por escaño (2 electos); Compromís, 125150 por escaño (1 electo); FAC, 99173 por escaño (1 electo); y GBAI, 42411 por escaño (1 electo).

En este cuadro, UPyD e IU son los más perjudicados. Cada escaño de UPyD le costó casi cuatro veces más que al PP. Y cada escaño de IU le costó 2,62 veces más que al PP.

Una reforma electoral sería muy importante para que hubiese menos desigualdad entre las distintas fuerzas políticas. Pero, es muy difícil que ésta se vislumbre teniendo en cuenta que el partido que tendrá mayoría absoluta, el PP, es de los que más ayudas tienen de la actual ley.

El triunfo del partido de Mariano Rajoy es indiscutible. Y su propia mayoría absoluta se dio dentro de las reglas del juego. El problema es que hay mucha discusión a respecto de estas reglas, que no propician una justa correlación de fuerzas en España.

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