lunes, 16 de agosto de 2010

AL MENOS UNO QUE HABLA


¿Será que ahora ha llegado, finalmente, el momento? ¿Tendrá coraje el gobierno del partido que se dice socialista y obrero de aumentar los impuestos para los de arriba?

¿Qué real significado para el futuro tienen las palabras del ministro de Fomento, José Blanco, de que los impuestos en España “son bajos”?

¿Lo dijo en consonancia con alguna intención del equipo económico del gobierno, o solo quiso hacer un desahogo veraniego?

Se comparamos la carga tributaria de España en relación al resto de la antigua UE de los 15 es obvio que, al menos en términos relativos, Blanco tiene razón de sobra. En España los tributos equivalen a 36% de su PIB y en la UE-15 a 46%.

Blanco tiene aun más razón cuando dice que los españoles solo pueden esperar “servicios públicos de primera” si los impuestos españoles estén homologados con el resto de la UE.

La cuestión es que lo hurgado por Blanco viene a contramano del pensamiento de Zapatero, para quien “bajar impuestos es de izquierdas”.

La teoría de Zapatero – que haría temblar los restos de Pablo Iglesias en el ataúd - de hecho, ha sido llevada a cabo con determinación, ya que el gobierno del PSOE ha dado continuidad a la política tributaria del PP.

La alícuota máxima del IRPF que era de 56% ahora es de 43% - habiendo que añadir que muchísimos listos logran suavizar al extremo su contribución recorriendo a esta madre que es la SICAV (Sociedad de Inversión de Capital Variable), pagando solo 1% de impuesto. Una paraevasión tributaria, amparada por la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), desde que las Cortes Generales quitaron la fiscalización que la Inspección de Hacienda hacia de las SICAV.

Ya la tributación real relativa a las empresas, después de las exenciones y deducciones, es de menos de 10% de sus ganancias. Menos que la mitad de hace una década.

Todo en una coyuntura favorable, en que el viento del crecimiento mantuvo considerables aumentos de recaudación para las arcas del Estado, pese a las reformas de desgravaciones.

Es ahora, en la crisis económica, que más esta política tributaria liberal se hace sentir, con la fuerte caída en la recaudación impositiva.

De momento, la única medida de peso del gobierno para incrementar la recaudación fue el aumento de 21% para 23% del IVA. Es decir, el impuesto ciego, que paga lo mismo un desempleado o Emilio Botín.

Sería muy riguroso decir que entre el PSOE y el PP no hay diferencias. En otras políticas, como la social y la educativa, el PSOE está claramente a la izquierda del PP o el PP claramente a la derecha del PSOE. Pero, en lo que más debería diferenciarse un gobierno de un partido que se dice de izquierda de uno de derechas es cómo cada parte de la sociedad, de acuerdo con su nivel de ingreso, contribuye para el sostenimiento del Estado.

La ministra de Economía, Elena Salgado, ya ha dicho que aumentar impuestos solo ahuyenta capitales y desplaza empresas para otros países. Si fuese así España estaría por delante de la mayor parte de sus socios de la UE en la competencia por atraer y mantener inversiones.

Aunque nada cambie en la política tributaria del gobierno, que es lo esperado, ¡gracias Blanco! Al menos usted dice cosas de izquierda en esta tan fundamental materia en el PSOE.

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