La propuesta del Ministerio de Educación y Cultura de prohibir la publicidad dirigida a los niños en Uruguay va por una excelente senda. De este modo, los más jóvenes de la sociedad estarían protegidos de los cantos de sirena que intentan vehicular los spots publicitarios.
La idea está inserida en las
discusiones sobre el proyecto de ley de comunicación de servicios audiovisuales,
que garantiza, de momento, al menos, el fin de la publicidad para niños en
programas infantiles y en sus tandas publicitarias.
Los niños, al contrario de los
adultos, no tienen vivencia y consciencia suficientes, para discernir bien la
información de la propaganda. Es deber del Estado, por lo tanto, no permitir
que lo ilusorio se haga realidad en la cabeza de los niños.
En un primer momento, muchos
podrán acusar al gobierno de censura. Será necesario que el Ejecutivo uruguayo sea
valiente para llevar a cabo la iniciativa en medio de una posible campaña de
hostigamiento, principalmente de la parte de los que se verían más
perjudicados, los canales de televisión y el universo publicitario.
Si esta propuesta tornarse
realidad, Uruguay estaría junto a un grupo de países que poco pueden ser acusados
de autoritarios, como Suecia, Dinamarca, Bélgica, Finlandia y Canadá, que también
tienen leyes que prohíben la publicidad a los niños.
La protección a los menores no va en contra de una sociedad libre. Por el contrario, es esencial para el desarrollo sano y sostenible de esta.
La protección a los menores no va en contra de una sociedad libre. Por el contrario, es esencial para el desarrollo sano y sostenible de esta.
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