domingo, 14 de agosto de 2011

PRIMARIAS ABIERTAS, SIMULTÁNEAS, OBLIGATORIAS Y...DESNECESARIAS



Con el teórico intento de ‘democratizar la democracia’ el gobierno argentino firmó en 2009 la ley que instituía primarias para la constitución de las candidaturas en las elecciones nacionales. En las elecciones provinciales cada provincia tuvo la potestad, en el ámbito del federalismo argentino, de replicar o no la ley.

Las primarias argentinas obligan la comparecencia de los ciudadanos y todo el escrutinio de las fuerzas políticas es llevado a cabo en un día. Por esto el nombre oficial por el cual son designadas: Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

Otro guarismo de las primarias argentinas es que cada armado político debe tener un mínimo de sufragio en los votos válidos (es decir no teniendo en cuenta los nulos, blancos y la abstención). La marca determinada es del 1,5% del padrón electoral nacional.

El modelo de las primarias en Argentina tiene escasos ejemplos similares en el mundo. Uruguay es el país donde el modelo de primarias es el que más se acerca al argentino, siendo facultativa, entretanto, la participación de los electores. En otros países en que hay primarias éstas suelen ser organizadas por los propios partidos.

En Uruguay las primarias fueron instituidas en la reforma electoral del país en 1997 para poner coto a las multicandidaturas de los partidos orientales. De momento, tres presidenciales fueron precedidas de primarias. Hasta 1997 vigoraba la ley de lemas, en que eran sumados los votos de los candidatos de cada partido, siendo electo el candidato más votado del partido que globalmente obtuviera más sufragios.

En el paisito las primarias están teniendo una validez práctica, sirviendo, de hecho, para que los partidos designen a sus aspirantes a las elecciones. Lo mismo no se podrá decir de las primarias argentinas que tienen lugar hoy, al menos para los puestos más importantes.

Para las presidenciales simplemente lo que sería decidido hoy - es decir, quiénes serán los candidatos – ya fue decidido puertas adentro de las fuerzas políticas.

Las únicas primarias que algunos estaban dispuestos a realizar eran internas, con la pretensión de llegar a las primarias oficiales con el candidato ya elegido. Fue el caso de la UCR, en que Ernesto Sanz estuvo cerca de dar batalla a la candidatura de Ricardo Alfonsín y del PJ disidente, el Peronismo Federal, en que Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá lidiarían por la candidatura de este armado.

En la UCR Sanz desistió. En el Peronismo Federal Duhalde y Rodríguez Saá llegaron a realizar una interna, pero el lomense puso en entredicho la lisura de la elección en algunos distritos. Para la elección de hoy cada uno hizo un armado propio – sin competidores, claro.

En los otros partidos nunca hubo dudas de quienes serían los candidatos. La presidente Cristina Fernández de Kirchner por el justicialista oficialista Frente por la Victoria; Elisa Carrió por Coalición Civica; Hermes Binner por el Frente Amplio Progresista; y las candidaturas inexpresivas de Árcira Argumendo por Proyecto Sur; Jorge Altamira por el Frente de Izquierda; José Bonacci por el Campo Popular; y Sergio Pastore por el Partido de la Acción Vecinal.

Para los que se arriesgan a tener menos del 1,5% de votos, habiendo, entonces, una gran posibilidad de inhabilitación para las elecciones generales del 23 de octubre, sí las primarias contarán mucho en términos oficiales. Para los que tienen el listón del 1,5% de votos prácticamente asegurado no.

La importancia de las primarias, en realidad, está desplazando el objetivo de su creación. Ya que no hay misterio para saber quienes ocuparán las candidaturas, la duda principal y única es saber cuántos votos serán dedicados a cada armado. En este sentido las primarias van a servir como una encuesta amplia e irrestricta. Todos electores “revelarán” en quienes están dispuestos a votar en las presidenciales del 23 de octubre.

Una elección avasalladora de Cristina Fernández afectaría el ánimo de la oposición. El número mágico es el 40. La ley de las presidenciales determina que 40% de votos y una diferencia de 10 puntos porcentuales en relación al segundo colocado basta para que un candidato sea electo en la primera vuelta (ó 45% sin la necesidad de esta diferencia) Este caudal de votos condicionará las perspectivas de cara al 23 de octubre.

Otro factor fulcral es si habrá una significativa diferencia de votos del segundo respecto a los demás. Habiéndola sería posible sopesar desistencias a favor de éste, para facilitar la realización de una segunda vuelta. Cuanto menor fuere la división en la oposición menos pulverizado estará el voto antikirchnerista. Esto haría que la diferencia pudiese ser menor que 10 puntos porcentuales de Cristina Fernández para el segundo, lo que conllevaría a una segunda vuelta, desde que la platense no llegase a los 45%. Aunque la vanidad y el personalismo de la política argentina no dejen nada claro que haya una unión post primarias, aun habiendo un segundo colocado destacado hoy. Además la desistencia traería como consecuencias la pérdida del armado para las listas del legislativo. Así que lo más probable es que el elector que no quiera la reelección de Cristina Fernández sea el que direccione su voto hacia el segundo colocado el 23 de octubre.

Fuera las presidenciales es verdad que habrá muchas otras elecciones: para diputados y senadores nacionales y para los legislativos provinciales y municipales en cuatro distritos (en Buenos Aires, San Luís, Entre Rios y San Juan). Incluso habrá las nada mediáticas elecciones para consejeros escolares.

Habrá casos en que las primarias jugarán su rol originario. Como en los partidos de Quilmes, de La Matanza, de La Plata y de San Martín, donde los intendentes enfrentarán varios adversarios en el seno del FPV. En el municipio cervecero, por ejemplo, el FPV presentará 5 candidatos para ocupar su candidatura en el municipio. El propio gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, tendrá que ir a votos contra el jefe comunal de José C. Paz, Mario Ishii, para oficializar su candidatura a la reelección del más grande distrito del país.

En términos globales, entretanto, las primarias en que se dirimirán alguna candidatura, de verdad, son minoritarias.

El Estado argentino gastará millones de pesos para algo desnecesario. Es verdad que la democracia tiene un precio, pero el gasto para un evento casi vacío como las primarias será un despilfarro para el erario. Ni siempre “en democracia siempre más es mejor”, como dice el eslogan institucional de la PASO.

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