viernes, 2 de julio de 2010

EL NO ARGUMENTO

El obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, fue la última figura mediática argentina a dar la contestación más cobarde que existe a respecto del posible cambio en el código civil argentino para permitir el casamiento entre homosexuales: “en el momento hay temas mucho más importantes”.

Además, Casperetto hizo cuestión de listar los temas que son más prioritarios que el matrimonio de personas del mismo sexo, en que los jóvenes que ni trabajan ni estudian – la tal generación ni-ni – ocupa el primer puesto.

No hay duda que la sociedad argentina se depara con cuestiones más peliagudas y graves que la prohibición que impide que los homosexuales contraigan matrimonio.

El problema en este argumento es que se encierra en si mismo, no contraponiendo, en absoluto, el tema.

Nadie puede negar que la legalización del casamiento entre homosexuales no conlleva ningún gasto del Estado, ni dependerá de ningún plan para que sea puesto en marcha.

Es decir, el casamiento entre homosexuales no se chocará con ningún otro asunto más urgente tanto en el ámbito de los recursos finitos del Estado como en relación al tiempo que las autoridades tendrían que gastar para que sea llevado a cabo - más allá del tiempo consumido en la discusión de su aprobación o rechazo por parte de los legisladores.

Basta tener una mínima comprensión administrativa, para la cual solo hace falta buen sentido, para saber que hay temas que dependen exclusivamente de voluntad política – entre los cuales el matrimonio entre personas del mismo sexo – y otros que por su complejidad o efectos colaterales deben ser tratados de acuerdo con su urgencia y posibilidad de ejecución.

Aumentar el haber de jubilación mínimo, por ejemplo, sin entrar en el mérito de la cuestión, depende de que haya recursos para ello. Lo mismo valía para la asignación universal por hijos.

Pero, el matrimonio entre homosexuales es gratis. El gobierno no tendrá que contraer deuda ni cancelar partidas ya presupuestadas para su realización.

Estar en contra o a favor del casamiento entre homosexuales es un derecho inherente a una sociedad de Estado democrático. Pero, que nadie tenga miedo de decir lo que piensa con subterfugios.

No hay comentarios: