miércoles, 25 de octubre de 2023

Teorema de Baglini en marcha

Una de las mayores contribuciones argentinas para la teoría política es el concepto desarrollado por el exdiputado de la UCR y abogado Raúl Baglini, que sostenía que el grado de responsabilidad y de moderación de un político sería proporcional a cuan cerca estaría del poder.

Eso supone, de modo inverso, que candidatos que saben que tienen pocas posibilidades de gobernar pueden darse al lujo de prometer lo que no pueden cumplir y de ser tremendistas. Al fin y al cabo, no tendrían que lidiar con las dificultades impuestas por la realidad (obviamente que eso no es una regla y que ni todos los candidatos poco competitivos actuarían de esa manera).

En la trepidante carrera a la Casa Rosada, el Teorema de Baglini parece ser aplicable cada vez más a Javier Milei. En realidad, antes incluso de la campaña Milei ya había demostrado comedimiento en comparación a un pasado muy reciente.

El Milei del 2021, acabado de ser electo diputado, era todavía un Milei que se decía filosóficamente anarcocapitalista (el anarcocapitalismo sería una sociedad sin estado y en que el capitalismo sería totalmente soberano) y minarquista en la práctica (el minarquismo sería estado solamente en la justicia y en la seguridad). Es decir, Milei hace solo dos años estaba en el extremo del liberalismo económico, el libertarianismo. Pero un extremo de verdad, que no era una exageración típica de los periodistas cuando tildan a un político de estar en uno.

Ya en 2022, cuando anuncia su candidatura a las presidenciales y sus propuestas para las reformas generacionales en caso de que sea electo, Milei se aleja considerablemente del minarquismo.

Aunque esas, si puestas en práctica, serían algo nunca visto en términos de corte de gasto público, como acabar con la obra pública, plantean estado mucho más allá de justicia y seguridad. Incluso educación y salud, dos de los mayores gastos públicos, seguirían teniendo financiación estatal. Los deseados vouchers para la utilización de esos servicios por parte de los ciudadanos, en definitiva, vendrían del erario. Otro tema es que los privados los ejecutasen.

Y, claro, para que el estado funcione, sea realizando directamente las prestaciones, sea financiando a los privados para que las desempeñen, es imprescindible que sean recaudados muchos impuestos. Siendo que Milei ya dijo el latiguillo libertario: “impuesto es robo”.

Además, aunque su promesa sea un ajuste fiscal de 15 puntos del PBI y que eso sea mucho para la realidad política y social de Argentina, es poco para la ideología del Milei de hace poco tiempo.

El Peluca también casi que dio un giro de 180 grados en su discurso del pasado domingo a respecto del domingo de las PASO. Mientras en ese día Milei dijo que la justicia social era una aberración, en aquel el líder de La Libertad Avanza dijo que no acabaría con los derechos sociales (solo con los privilegios). Para colmo, Milei esta semana incluso ha declarado que a él le gustaría que una persona de izquierda se hiciese cargo del Ministerio de Capital Humano (la carpeta que reuniría Salud, Educación, Trabajo y Desarrollo Social).

En este viaje hacia la mesura, obviamente no podría faltar un guiño a Juntos por el Cambio, afirmando que todas las acusaciones hechas entre ellos (en realidad, casi solo de Milei hacia miembros de Juntos por el Cambio) se tendría que hacer tabla rasa, casi declarándose fan de Patricia Bullrich, diciendo que fue una excelente ministra de seguridad y que le encantaría que fuese miembro de un eventual gobierno suyo. Siendo que hace pocas semanas dijo que esa había puesto bomba en jardines de infantes cuando era integrante de Montoneros. Y sobre el expresidente Mauricio Macri, Milei ya ha transitado de considerarlo un fascista y que hizo un pésimo gobierno a tratarlo casi como un amigo y que lo quería como super embajador. 

Incluso a respecto de sus proposiciones más disruptivas, las referentes a la política monetaria, Milei ha reculado al menos en parte. Si aún defiende la dolarización, ya dijo que solo podría ser llevada a cabo entre 9 y 24 meses. Mientras que antes sugería que esa podría realizarse antes en bastante menos tiempo. Y algo muy significativo es el tema de la Banca Simons, en la cual los bancos serían separados en dos, para ahorros y para inversión. En los primeros no podrían hacer préstamos por sobre su base de depósitos. Lo que supondría que dejar dinero en un banco costaría mucho para sus clientes y que por esa razón y para que su plata no perdiese valor a lo largo del tiempo, tendrían que invertirlo en el mercado de capitales. Hasta al menos el comienzo de este año Milei la defendía. Pero al elegir a Emilio Ocampo como presidente del Banco Central si resulta electo, tácitamente Milei estaría tirando la Banca Simons a la basura, puesto que Ocampo la rechaza. 

Ahora la pregunta es si Milei va a imprimir más moderación y templanza hasta el 19 de noviembre o si no habrá más dosis del Teorema de Baglini en su campaña.

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