Este domingo los uruguayos deciden si la ley que
permite la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) será refrendada o no.
Es una suerte de
semifinal para los que están en contra de la ley. Aunque también haya personas
favorables a ella dispuestas a depositar en las urnas la única papeleta de la
consulta, que dice “interpongo el recurso de referéndum contra la ley Nº
18.987, de 22 de octubre de 2012”. Con la justificativa de que es justo que
sean todos los ciudadanos los que ratifiquen o no lo aprobado en diciembre del
año pasado por los legisladores orientales.
Aunque sea un defensor
de los referéndums en términos genéricos, creo que refrendar la IVE va en
contra del espíritu de este tipo de consulta.
Los referéndums deben ser a respecto de temas que tienen incidencia en toda la colectividad. No
es el caso de la IVE. Ninguna persona contraria a la IVE se verá afectada por
la decisión de las mujeres que quieran abortar dentro del plazo de tres meses estipulado por la ley
Muy diferentemente,
por ejemplo, de temas ya refrendados anteriormente en Uruguay, como la Ley de
Empresas Públicas o la Ley de ANCAP, que tenían reflejo en toda la sociedad.
Querer refrendar
la IVE es querer inmiscuirse en la vida privada y en la conciencia de los
demás.
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