El término
extrema derecha es usado a diestra y a siniestra en gran parte del mundo.
Cualquier
político o partido con un discurso que rompe con determinados consensos de los
que yo tildaría como “ilustrados” – es decir, un largo y transversal abanico de
intelectuales, políticos y periodistas que defienden a capa y espada lo
políticamente correcto (en lo bueno y lo malo que ese representa) en ámbitos
variopintos de la sociedad.
Más
concretamente, se denomina como de extrema derecha quien propone una política de
seguridad pública más autoritaria y/o quien quiere una política inmigratoria
más rigorosa, tanto para la entrada como para los derechos de los inmigrantes
y/o quien plantea una política más proteccionista en lo comercial y/o quien
tiene una retórica que es considerada homofóbica, machista y racista.
La lógica
que marca lo qué es extrema izquierda, izquierda, centro izquierda, centro derecha
y derecha no es la misma para marcar lo qué es extrema derecha. La referencia
para todas aquellas categorizaciones es la economía. Nivel de estatismo, de
distribución de renta y de progresividad tributaria es lo que define, por
ejemplo, a grandes rasgos, quien es más o menos de izquierda. No hay gran
discusión que lo que está en el extremo de la izquierda son los defensores del
socialismo real, quienes quieren una sociedad casi toda regida por el estado.
Por lo tanto, es un gran error no usar la misma vara para definir lo qué es
extrema derecha, es decir, quien quiere una sociedad sin la presencia del
estado o con una mínima presencia de ese.
De acuerdo
con el razonamiento que considero el correcto, extrema derecha son los
anarcocapitalistas y los minarquistas. Los primeros defienden el capitalismo
total y que los estados sean abolidos. Los segundos defienden que el estado
solo esté presente en la justicia y en la seguridad, pues consideran que no
sería funcional que fuesen sean privadas.
Y la
verdad es que son muy pocos o tienen poca representatividad los grupos
políticos que tienen este tipo de ideología en el mundo.
De los
pocos que podrían, al menos en un plano teórico, ser considerados como de extema
derecha que marcan la agenda mediática de su país y que miden bien en la
encuestas está Javier Milei, que, incluso, según esas, podría tener votos suficientes
para llegar a la segunda vuelta en las presidenciales de octubre de este año.
El
polémico economista se define como filosóficamente anarcocapitalista pero minarquista
en la vida real. Aunque él no tenga un plan concreto para llegar al estado
mínimo de verdad. Y este es el quid de la cuestión de si puede o no ser tildado
como de extrema derecha.
Incluso
una disminución drástica del aparato estatal, sin que ese llegara a ser mínimo,
tardaría varios años, por medio de reformas que él denomina de generacionales. En
esas Milei propone una gran reforma del sistema financiero, con la abolición
del Banco Central y del peso, una gran reducción de los impuestos, una gran
apertura comercial con un sinfín de tratados de libre comercio, la privatización
de la seguridad social, la implantación de vouchers en la educación, el fin de
las obras sociales y que la salud pública solo atendiese a los pobres o miserables.
Lo curioso
es que nunca ningún periodista le preguntó si después de esas reformas, si él
fuese presidente, sería coherente con su ideología minarquista yendo más allá,
teniendo como reto final lo que sería, de hecho, el estado mínimo. Pienso que
casi ninguno sabe de qué habla Milei cuando él se autoproclama minarquista.
El Peluca incluso
ha llegado a sugerir en algunas notas que considera el impuesto como un robo, justamente
el principal latiguillo de los anarcocapitalistas.
No creo
que Milei tenga muchas posibilidades de ser presidente de Argentina. En las
elecciones de octubre lo veo casi imposible y en futuras pienso que solo
tendría posibilidades si los próximos presidentes hicieran muy mal su labor.
Pero desde
un prisma meramente hipotético me intriga si Milei, una vez presidente, sería
un minarquista de pacotilla, siendo, en realidad, solamente un liberal clásico,
puesto que sus reformas generacionales van más en este sentido, o no frenaría el carro del liberalismo económico hasta que el estado solo
estuviera presencial en la justicia y en la seguridad. Si es lo segundo, Milei
podrá ser calificado como la auténtica extrema derecha.
1 comentario:
As pessoas estão mesmo perdidas nos conceitos... Chega a ser cansativo manter diálogos em alguns meios ultimamente...
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